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Perdida.

Ya en Roma después de haber tomado el vuelo de las 4 de la tarde, todos los ángeles encargados de Londres bajaron y se dirigieron hacía la gran Fontana de Trevi;  una construcción muy antigua que  por fuera podía parecer uno más de los hermosos edificios romanos, sin embargo, por dentro, cuando algún ángel entraba, esta se convertía en un palacio invisible para los ojos humanos, ahí se había llevado acabo la asamblea de ángeles que había reunido todos los ángeles que se hallaban en recintos sagrados, habían acordado reforzar vigilancia y apoyarse unos a otros si eran atacados, en vista de las nuevas habilidades de sus enemigos, todo sonaba razonable hasta que Cameron propusiera investigar a fondo lo que ocurría, a lo que solo unos cuantos ángeles se había ofrecido para llevar acabo dicha tarea, entre ellos los encargados de Shanghái, México, Los Ángeles, Berlín y Moscú. La mayoría de los ángeles consideraban la tarea de investigar algo innecesario.

Al salir de la asamblea, una vez cerrados los acuerdos,  Cameron decidió ir a visitar unos cuantos lugares con Daniel y todos los demás, divertirse no tenía nada de malo, además, ya estaban ahí.

—Vamos Anthony divertirse es algo que puedes hacer— le dijo Verónica al chico al ver que no iba con ellos, Anthony había estado bastante pensativo las últimas horas, había algo en su mente que no lo dejaba tranquilo, los acuerdos eran buenos, pero habían olvidado el mensaje que los demonios habían dejado en el recinto de París.

—Bien, no te necesito conmigo, Cameron me acompañará— Verónica parecía molesta y lo estaba, no entendía la actitud de Anthony, él no se hubiera negado nunca a complacerla, pero en ese momento Anthony no parecía él mismo, caminaba hacia la fuente frente a la Fontana de Trevi ignorando las palabras de la chica. Un rugido salió de los labios de ella mientras se marchaba con todos los ángeles detrás de ella.

—¿Por qué no quisiste ir? Te encantan las fiestas— le pregunto Abby acercándose, al parecer tampoco iría con ellos.

—Me gustan, pero no estoy de humor, no ahora que hay tanto que pensar— mencionó Anthony observando el movimiento del agua frente a él, la fuente era ciertamente hermosa, le recordaba brevemente los ríos del paraíso. Lo extrañaba, extrañaba los cielos.

—¿No será que te has cansado de cierta chica?, porque créeme que eso sería comprensible— menciono Abby, Anthony lo pensó, Verónica era hermosa, pero completamente diferente a lo que él había imaginado, tal vez Abby tenía razón, estaba cansado de ella.

—No lo sé— no había pensando mucho en Verónica, desde que habían iniciado una relación las cosas se volvieron diferentes, no lo sentía demasiado real.

—Puedes romper cualquier compromiso cuando quieras, eso lo sabes bien— insinuó Abby, al escucharla Anthony negó suavemente con la cabeza y miró a superior.

—No, no es eso, Verónica no es la que me tiene pensando, el mensaje de París, eso no deja de darme dolores de cabeza— comentó el chico encogiéndose de hombros, definitivamente Verónica no era un problema para él, al menos, no mientras ella no se metiera en problemas.

—Hablas de aquello que los demonios dicen, no hemos encontrado— expresó la mujer, provocando que Anthony asintiera. Había algo más grande moviéndose detrás de todo aquello, estaba seguro, solo, no tenía todas las piezas como para entenderlo.

—¿A qué se referirán con eso?...¿Qué haces?— pregunto Anthony sorprendido cuando Abby levanto la mano con la mirada endurecida y un humo grisaseo brotaba de sus dedos.

—Sentí algo— menciono Abby bajando la mirada hacia aquella nube que mostró una imagen de la ciudad de Londres, la nube era blanca y se podía ver cada calle y cada construcción de la ciudad en una escala miniatura, todo parecía andar bien hasta que una mancha negra comenzó a cubrir la ciudad, algo andaba mal.

Recuerdos Ocultos |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora