here we are again #2; louis

Capítulo 4

Tomé la hoja, dudando y mirando a Louis, se pasó la mano por el cabello. Miré las letras en la hoja, escritas a computadora.

Brooklyn. Brooklyn. Pequeña y estúpida Brooklyn.

¿Crees que me he olvidado de ti? ¿Crees que dejaré que seas feliz?

Te estoy siguiendo la pista.

Louis lo mató, fue su culpa, él lo hizo.

No estés tan tranquila, llegará el momento de tomar mi venganza.

Corrección: Nuestra venganza.

Esta es la primera advertencia, cuiden sus espaldas.

Llegará el momento de que TODOS, nos veamos las caras.

JDM. GSC.

Me reí histérica con las manos temblorosas, dejé caer la nota sin parar de reír. Louis me abrazó y comencé a llorar en su hombro.

—Tranquila, tenías que leerlo Lyn —susurró pasando sus palmas en mi espalda.

—Lou, nos tienen vigilados —mi voz se entrecortó.

—Pero, ¿quién?

No sabía quién tenía la mente tan retorcida como para hacernos esto. Sentí miedo, tenía que ser una jodida broma. Si tocan a Louis, y a mis hijos, no sé qué haría. Me relajé en los brazos de mi marido. Joey entró de pronto, riendo, pero al verme, su sonrisa se desvaneció. Le sonreí separándome de su padre para que no preguntara, sin embargo lo hizo.

—¿Mami está bien?

—A mami le duele la cabeza, iremos a casa ¿sí? —él asintió sin quitarme la mirada.

—Estoy bien cielo, solo es un pequeño dolor. Le diré a Mary que se encargue del resto del día.

Ellos salieron detrás de mí.

Al subir al auto, me quedé callada y con la vista al frente. Me sentía mareada y nerviosa, sentía que en cualquier momento, algo malo iba a suceder. Quité eso rápidamente de mi mente, me moví inquieta mientras Louis conducía concentrado.

Sabía que él también estaba nervioso. Él me miró y puso su mano libre en mi pierna, tranquilizándome, apenas y le sonreí.

—¿Mami? ¿estás bien? —preguntó Joey desde el asiento trasero.

Asentí sin poder hablar. Pero el insistió—. ¿Mami?

—Jo, mamá está cansada —respondió Louis.

—Pelo si no taldamos en el...

—¡Joey, mamá no se siente bien y punto! —gritó fastidiado.

—Louis, no le hables así —lo miré furibunda.

Miré a Joey, estaba llorando en silencio cubriendo sus ojos con sus pequeñas manos.

—Amor ven aquí —desabroché el cinturón.

—Déjalo Brooklyn, lo mimas mucho.

—Cállate. Solo cállate Louis —pasé al niño a mi lugar sentándolo en mi regazo, pesaba pero logré acomodarlo.

—Estoy bien papi, ¿sí? No llores amor, no me gusta verte llorar —besé su mejilla y limpié sus lágrimas.

Lo abracé contra mi pecho.