Capítulo 27

83 47 11
                                    


Luego de tomarnos las fotos familiares con Joey, aunque nuestro pequeño Harry no estuviera, Lyn no dejó de fingir su hermosa sonrisa. Ya que Jo se dio cuenta y habló con ella en privado, vaya, ese niño era mucho más maduro que yo.

Y finalmente, lo que la mayoría de los niños estaban esperando, Brooklyn autorizó la entrada a la alberca.

La comida era tan malditamente rica, y ella se encargó de hacerla con sus propias manos. Fetuccine Alfredo con pollo. Y para los niños unas brochetas bañada en salsa de tomate dulce.

Estábamos de nuevo en nuestra mesa, conversando sobre cualquier tema, riendo a carcajadas por mis idiotas amigos. Niall tenía a Tiff dormida en sus brazos, ni siquiera me lo había imaginado años atrás. La música infantil y nuestras risas no le molestaban en absoluto a la niña. Increíble.

Miré a Lyn cuando se puso de pie y hablaba con las niñas casi gritando cerca de nuestra mesa.

—Sandy, amor ¿has visto a...? —no la dejaron terminar ya que las gemelas la tiraron dentro de la alberca. Reí al igual que los chicos y algunas personas.

Creí que ella se enojaría pero no, se estaba riendo mientras se dirigía a las escaleras. Mis ojos se dirigieron en su trasero, dónde ahora se transparentaba su bikini rosa.

Oh. Por. Dios.

Bikini. Rosa.

Liam se dio cuenta de eso y cubrió mis ojos con sus manos pero las aparté rápidamente. Lyn se quitó los tacones. Una de mis mayores debilidades eran verla descalza, es raro pero amaba eso. Ella se acercó a nuestra mesa mientras reía y exprimía su cabello.

—Hola, Brook —saludó Niall. Creo que era la cuarta vez en el día. Ella sonrió sujetando sus tacones y saludando a todos, de nuevo.

Un camarero pasó y ella le pidió el favor de que dejara sus tacones en la casa, él asintió sonriente. Claro, estaba semidesnuda, lo cual me hizo ponerme celoso internamente.

—Estás tan mojada —dije riendo. Pero Fernando comenzó a reír y entendí el doble sentido. Lyn me miró de una manera no agradable, se dio la vuelta después de golpear mi rostro con tanta fuerza.

—Eres un estúpido, Fernando. Yo no pensaba en eso, imbécil.

Sin embargo, él siguió riéndose. Éste hombre se iba a morir de la risa algún día. Me puse de pie para seguirla y aclararle eso. Brooklyn enojada me daba tremendo miedo. Ella platicaba con Danielle, toco su hombro para llamar su atención.

—Lyn... —ella me miró, le dijo algo a Danielle y se puso de pie para encararme.

Nos apartamos a un lugar dónde nadie escuchara. Estaba enojada y pude notarlo en su mandíbula siendo apretada.

—¿Qué quieres? ¿no te basta con dejarme en ridículo frente a tus amigos? —escupió. Se veía totalmente hermosa y con el cabello empapado al igual que su ropa.

—No pensé de ese modo, sólo hice ese comentario. No es mi culpa que él imbécil de Fernando se riera. Discúlpame si te ofendí, pero él es así de retrasado y... —dejé de hablar al verla sonreír y luego se tiró una carcajada acompañada de aplausos como foca. No sé por qué pero también me reí —. ¿De qué nos reímos?

—De la cara de tonto que cargas. Sólo viniste a disculparte por algo sin sentido —soltó la última risa.

—Eres una tonta, ¿sabías?

—Lo sé. Me lo has dicho toda la vida —tan pronto como dijo eso, mi corazón salta de felicidad porque aún se pone a recordar lo nuestro. Una pizca de esperanza se arraiga en mi pecho.

here we are again  #2; louis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora