Capítulo 9: Parte 2

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—Sí, sí, espera —revolví las cosas buscando mi cartera de mano con mi tarjeta de crédito, efectivo y mi teléfono dentro—. Espera, dame un segundo —dije temblando de nervios.

Escuché su risa suave del otro lado.

—Lyn, tranquila, no hay prisa. Tómate tu tiempo.

—No encuentro mi cartera de mano —tiré algunas cosas, maldije.

—Nena, respira. Puedo sentir tu nerviosismo.

Me quedé quieta y miré la cama. Ahí estaba. Comencé a reírme histéricamente. Louis se rio del otro lado de la puerta.

—Lo encontré. Estoy lista.

Puse mi trench en mi antebrazo y abrí la puerta. Él miraba hacia abajo junto a la pared, pero me miró al escuchar la puerta cerrarse.

—Guau, Lyn... tú, Dios —se puso las manos en su mejilla apretando sus labios en una O—. Te ves más que hermosa, te ves, fantástica, te ves... ardiente.

Se acercó a mí, sentí su delicioso aroma. Besó mi mejilla delicadamente.

—Tú te ves condenadamente atractivo Lou, me he quedado corta de palabras. No puedo describir tu perfección —lo admiré.

Él cargaba unos pantalones de vestir azul marino, con una camisa blanca y saco a juego con el pantalón. Y un cinturón marrón. Hermoso, mi marido era totalmente hermoso, más ese peinado y su barba, lo hacía ver jodidamente caliente.

Respiré con dificultad. Él se había arreglado para mí.

—Ehm...—empecé.

—Deberíamos irnos bebé. Tenemos una reservación —besó mis labios cortamente—. Te ves preciosa.

—Gracias —sonreí.

Él me miró expectante y sonrió—. Vamos a fingir que esta noche solo existimos tú y yo ¿de acuerdo?

—Oh me encantan tus juegos de fingir —me reí—. Vamos a fingirlo entonces, te amo —besé sus labios cortamente.

Ambos bajamos y salimos de la casa. Louis me puso el trench antes de subir a el Mercedes Benz, el cual Mark le había dado hace mucho tiempo y estaba intacto ya que Lottie solía usarlo.

—¿A dónde iremos? —lo miré mientras conducía. El auto olía al perfume de Lottie, hoy mismo lo había comprobado.

—Será sorpresa bebé —me sonrió rápidamente para seguir mirando al frente.

Minutos después tras pasar, Holiday de Madonna –la cual me recordó a Zayn–, Burning Love de Elvis Presley y I Love You Baby de Gloria Glaynor. Louis dijo que estábamos cerca.

—Tu hermana realmente tiene buenos gustos —dije moviéndome al ritmo de Gloria.

—Ella prefiere canciones de los sesenta, setenta, ochenta y noventa. Dice que lo de ahora es pura mierda.

—Le doy el punto.

Otros minutos después, hablé de nuevo: —Lou, ¿está lejos?

—Un poco.

Al fin, habíamos aparcado en un enorme y hermoso edificio. Decorado de acuerdo a la época. Un chico me iba a abrir la puerta del auto, pero Louis apagó rápido el motor y salió.

—Eh, eh, yo puedo hacerlo —gruñó dando la vuelta al auto. Abrió mi puerta, giré los ojos—. Ven aquí preciosa —me tendió su mano y bajé.

here we are again  #2; louis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora