Capítulo 15

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—No puedes... no, no puedes hacerme esto Lyn —se agarró los cabellos desesperado.

—Sí, ya lo has dicho, pero ya lo escuchaste.

—No quiero Brooklyn, no quiero hacerlo —susurró mirándome.

—¿Quieres llevarlo a un tribunal, Louis? ¿hacer más grande el problema y que todo el mundo se entere de la ruptura? ¿es por tu imagen en la empresa? —mi voz salió más dura y fría de lo que alguna vez creí no hacerlo.

—No es nada de eso, solo... no quiero tenerte lejos de mí.

—Lo hubieses pensado antes de... lo que hiciste.

—Lyn, sé que cometí un error y...

Negué con la cabeza, tragué duro—. Louis, esto ya está decidido.

—Entonces... ¿nuestra historia ha terminado? —sus ojos se pusieron brillosos de nuevo. Asentí, lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Las limpié con el dorso de la mano, observando la alianza en el dedo anular.

—Yo no te fallé Lou —musité con la voz entrecortada—. Me ha dolido lo que hiciste, y no te voy a perdonar. Tú me fallaste —trató de acercarse—. No, no, no te acerques, me decepcionaste Louis, me has roto el maldito corazón, dijiste que jamás me harías daño.

—Lyn...

—Lyn ya no existe.


Louis

Brooklyn se dio la vuelta y salió de la habitación. Solté el aire que estaba conteniendo y me senté al borde la cama, mirando hacia la ventana abierta, donde entraba el frío aire.

Tomé mi cabeza entre mis manos, maldiciendo una y otra vez lo que había hecho, lo que le había causado a mi esposa.

Lo había arruinado.

Me acosté bruscamente cubriendo mi rostro, estaba frustrado y decepcionado de mí mismo. Cuando mi cabeza aterrizó en el colchón, un ruido me hizo mirar hacia un lado.

El sobre.

Lo tomé y lo observé; rompí la esquina y saqué las cuatro fotos. Era mi bebé, mi hijo.

Maldije la hora en que Stefanie se atravesó en mi vida.

—¿Qué hago pequeño? —musité—. Mami ya no quiere estar conmigo, pero... lo haré, lo haré si eso la hace estar bien.

Deduje que hacer eso era lo correcto para ella. No quería, pero ahora todo está perdido.


{...}


Brooklyn no había dormido en nuestro dormitorio. Yo apenas y me había duchado, me daba vergüenza mirarla.

Hoy era domingo, por lo tanto ambos estaríamos aquí.

Decidí bajar –aún en pijama– en busca del correo. Brooklyn estaba en el sofá con Joey, el cual acariciaba su vientre. Pude darme cuenta que ella estaba dormida. Jo me miró y sonrió, le devolví la sonrisa.

Salí al exterior, abrí el buzón y saqué los sobres. Entré de nuevo y caminé hacia la cocina, para después; sentarme en un taburete.

Impuestos, facturas; la luz, el agua, el gas, la línea telefónica. Pero ya estaban pagados, solo que siempre se me olvida abrir los sobres. La última era un sobre, solamente con mi nombre.

Creo saber que es. Lo abrí frustrado de que estás cosas llegaran.


Louis, me estás dejando fácil la situación.

here we are again  #2; louis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora