Capítulo 32

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Louis

Estaba sorprendido ante la llegada de Matt West, nunca creí lo solidario que podía llegar a ser. En realidad soy muy prejuicioso, no, la verdad es que siempre he estado celoso de ese muchacho, y no por el hecho de que se haya acostado con mi Brooklyn, sino que la ha hecho sonreír más de lo que yo he podido en los últimos años.

Abandono esas ganas de querer golpearlo y le ofrezco algo de tomar, él niega amablemente. Me irrita que sea así y que a todo el mundo le agrade. Yo hago eso y me mandan a la mierda.

—Jade me informó de todo, Louis. Espero que no te moleste, y la verdad no me importaría porque Brooklyn sigue siendo mi amiga.

—Está bien, no hay problema.

No sé cómo ni cuándo, pero amanecí dormido en el sofá con una manta encima de mi cuerpo, sospecho gratamente que ha sido una de las amigas de Brooklyn. Todos estaban adornando el piso, y con todos me refiero a Matt, Jade, Joanna y Liam.

Durante el transcurso del día, Jade y Joanna se van, pero Miranda llega diciéndome que me veo espantoso. Es cierto, las ojeras y mis ojos rojizos se ven horribles, creo que he envejecido miles de años y ahora mismo soy un puto inmortal que deambula por la casa sin saber qué hacer. Estoy exhausto, desesperado y molesto.

Unas personas llegan y otras se van, claro, solo son de nuestro circulo de amistad, pero especialmente estoy agradecido con Matt porque tuvo la decencia de traer comida rápida para todos. Al principio no quise aceptar porque estaba tan avergonzado por eso, yo, que soy el padre de mis hijos no traje nada y él, un amigo de ellos, les ha dado un pan a la boca.

"¿Ves, Louis? No es tan malo como creías". Me susurra mi subconsciente.

Le agradecí estando mis amigos y las amigas de Brooklyn, creo que ahora él se siente más a gusto entre nosotros.

Subiendo las escaleras para ir al dormitorio con los niños, me detengo en la puerta al escuchar la suave voz de Joey, murmura cosas que no entiendo, acerco mi oreja a la puerta.

—¿Crees que está bien? —susurra lo más bajo posible. En cuanto escucho que su voz se rompe, entro.

—¿Jo? ¿Qué pasa?

Mi hijo está sentado como indio sobre el suelo, mirando a su lado. Se da cuenta de mi presencia e inhala profundamente.

—Ven aquí, amor —el niño extiende sus brazos hacia mí y lo cargo como koala —. ¿Con quién hablabas?

—Con mi tío Harry...

Suelto una risa —. Bebé, tu tío...

—Está muelto, lo sé, papá. Pero él está aquí. Dice que mamá está bien...

—¿Cómo...?

Joey mira detrás de mí y asiente.

—También dice que mi helmano está bien, que no nos preocupemos.

—Pero...

—Papá —sus manos me agarran de las mejillas y, a pesar de estar casi en la oscuridad, puedo ver sus verdes ojos con un brillo de seguridad —. Confía, ¿sí?

—De acuerdo, mi amor. ¿Te parece si duermes?

—No quiero...

—Jo, tienes que dormir, te prometo que cuando despiertes, mamá ya estará aquí, ¿trato?

—¿Estás seguro?

—Claro que sí, bebé.

Luego de acostar a Joey nuevamente, la policía nos informó que iban a partir en menos de media hora. Matt y yo nos unimos a ellos aunque se hayan opuesto, de ninguna manera me iba a quedar en casa de brazos cruzados sin ver a Lyn.

here we are again  #2; louis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora