Capítulo 23

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—Mamá, ¿irás con Matt? Quiero decir, ¿irás con él al viaje? —preguntó Sarahí.

—No lo sé, Sari.

—El viaje es pasado mañana, yo creo que deberías de ir —sonrió.

He pensado mucho sobre ese viaje, los nervios me carcomen por dentro cuando tan siquiera considero la idea de ir con ese hombre. Es una buena distracción pero, ¡vamos! ¡tengo hijos!

Matt no me ha insistido, él sabe que lo estoy pensando pero me he tardado cuatro días dándole vueltas y vueltas. No sabía el por qué me sentía así, nerviosa y un poco confundida.

—Nosotros estaremos bien con Jade —aseguró Sandy.

—Yo no puedo dejarlos así como así, niñas.

—Mamá...

—Mamá nada, no puedo dejarlos; ya les dije.

—Solo serán unos días mamá, y solo estarás con Matt. Si papá puede estar con esa mujer, ¿por qué tú no puedes salir con Matt? —dijo Sarahí tan segura de sí misma. A veces mis hijas me sorprendían demasiado.

Hice una mueca reprimiendo una risa pero al final dije: —Está bien, está bien. Ustedes ganan, ahora, vayan a dormir.

Esa noche, le confirmé a Matt sobre ir como su acompañante a Miami, y gritó a través del teléfono celular. Me preguntó sobre que va a decir Louis al ver que he dejado a los niños. En realidad, no me interesa puesto que los niños y yo, hemos hablado de esto y ellos lo entienden.

Pero por una parte me sentía un poco mal, no quería dejarlos solos porque me hacía sentir enferma con toda la mierda que está pasando a nuestro alrededor.


{...}

—Mierda, camina. No..., ¡Corre! —dice Matt y enseguida nos echamos a correr.

Estamos por perder el vuelo gracias a él, ya que se le ocurrió ir a comprar una estúpida rosquilla con azúcar. A pesar de haber llegado dos horas antes, se le antoja comer. Me lleva de la mano casi arrastrándome. Creo que somos los últimos en abordar el avión, ya que los pasajeros nos miran cuando buscamos nuestros asientos.

Al final de cuenta, nos reímos recuperando el aliento.

—¿Dónde dejaste la rosquilla? —pregunté calmando mi risa.

—La comí, tonta —me golpeó la cabeza suavemente.

—¿Y no me invitaste?

—Dijiste: Agh, no quiero comer nada porque voy a vomitar —imitó mi voz casi a la perfección—. ¿Crees que Louis dará un grito en el cielo cuando se entere de que te has ido?

—Lo puedo apostar, y también, puedo apostar a que me estará hablando por teléfono. Pero en fin, aquí vamos —le guiñé un ojo. Matt sonríe y besa el dorso de mi mano.

Luego de aproximadamente nueve o diez horas de vuelo, el avión aterrizó finalmente. Y agradezco eso, ya que no salgo muy seguido del país y las alturas no es lo mío. Siento el estómago totalmente revuelto.

Matt duerme sobre mi hombro, tuve que abrocharle el cinturón de seguridad porque está noqueado. Él durmiendo es una de las cosas más hermosas que una chica podría presenciar. La ausencia de sus azules ojos hacen que se vea inocente, pero Matt es todo menos eso.

Lo moví suavemente a lo que él gimió, se removió y bostezó como un oso.

—Matt, hemos llegado. No tengo idea de que horas son pero es de día, así que andando —susurré y seguidamente me puse de pie. Palmeé su pierna —. West, arriba.

here we are again  #2; louis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora