Capítulo 6

123 53 17
                                    

Abrí el sobre algo temeroso. De acuerdo, era lo que estaba pesando.


Tomlinson viejo amigo. Sus días están siendo contados.

Cuidado con tu gente, no sabes quienes puedan estar de nuestro lado.

Ustedes van a pagar por la muerte de mi hermano. Yo lo vi.

Pero, ¿sabes? Creo que me he vengado con anticipación.

Brooklyn. Sandy. Sarahí. Harry. Joey.


Pateé el bote de basura, mis hijos, mi esposa y yo estábamos siendo vigilados. No era una broma. Esto era en serio.

¿Qué estúpido hace estas chorradas? ¿su hermano? ¡¿quién era su jodido hermano?!

Caminé de un lado a otro.

¿Se ha vengado con anticipación?

Lo que más me enojó fue que: puso el nombre de mis hijos, y de mi mujer. Traté de tranquilizarme lo más que pude. Exhalé varias veces y decidí marcarle a Lyn. Evitaría decirle lo de la nota.

—Hola guapo —respondió en seguida.

—Hola preciosa, te propongo un trato, pasaré por los niños y luego iremos a almorzar, ¿te parece?

Me giré en la silla.

—Traje el auto Lou.

—¿Es un no?

—No tonto —ella se rió—. Bueno, ahorita voy a salir. Le diré a Marcus que me escolte hasta la casa, dejo el auto y de ahí partimos a lo que haré.

—Buena idea, ¿y qué harás?

—Tengo que ver el jardín de una clienta, ella quiere decorarlo.

—Bueno, entonces ¿paso por ti?

—Si mi amor, estaré esperándote. Te amo Lou.

Guardé silencio, me puse de pie y miré la ciudad por el enorme cristal blindado.

—¿Lou? ¿pasa algo?

—No preciosa. No pasa nada, nos vemos al rato ¿sí? Te amo Lyn.

Ella colgó.


*


Terry llegó una hora después de haberle hablado a mi esposa, pero era el jefe así que, ¿qué más daba?

Estuvimos intercambiando ideas, planificando exportaciones pendientes y tuvimos una junta con otros empresarios.

Había pedido permiso para salir más horas en la hora de comida, pero me había dicho que no tenía por qué pedir permiso, ahora era independiente. Y eso bastó para marcharme en busca de mi hijo. Miré mi reloj, doce del día. Joey estaría por salir en unos momentos.

Caminé rápidamente por el pasillo hacia el ascensor, y llegando a la planta baja, me eché a correr hacia el estacionamiento. Hacía un poco de frío, pero lamentablemente había olvidado mi chaqueta en casa.

Después de pasar el maldito tráfico, logré llegar al jardín de niños, estacioné el auto rápidamente. Los padres de familia entraban en busca de sus hijos y salían con ellos felices o algunos llorando por algún dulce.

La maestra estaba de pie por la puerta. Miré por la ventana, el salón estaba lleno de diablillos inquietos, de materiales, sillas y mesitas. Divisé a mi pequeño Joey platicando con una niña, sonreí al verlo. Se veía tierno y hermoso con el uniforme.

here we are again  #2; louis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora