Capítulo 10: Veterinario

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Itachi Uchiha

Llegué de trabajar agotado y al abrir la puerta de mi apartamento me di cuenta de que seguía tan vacío como siempre. No me gustaba mucho estar en mi propia casa, la había comprado hace años y aunque la amueblé a mi gusto seguía sintiendo que era un lugar frío al que le faltaba algo. Siempre me venía aquí a dormir, al fin y al cabo era mi casa, pero por la mañana temprano en cuanto me levantaba, me iba a casa de mis padres y me quedaba allí todo el día a excepción de los días que tenía trabajo.

¿Echaba de menos a Sasuke? Es posible, también era muy posible que me recordase este lugar todo lo que perdí, todo el daño que le hice a Deidara, no me gustaba mi casa. Tantas ganas que tuve de independizarme en su día y ahora... sólo quería estar en casa de mis padres de nuevo. ¿Cómo pude meter tanto la pata con Deidara? Ahora llevaba años sin verle, nuestros amigos en común preguntaban algunas veces el motivo por el que nos habíamos enfadado pero yo nunca les contestaba con la verdad y Deidara hacía años que nos evadía, no salía con los amigos si yo iba a salir, huía de mí y lo entendía.

A veces aprovechaba para preguntarles a los demás por él, sé que cuando yo trabajaba y ellos habían quedado, Deidara solía ir a tomarse algo con ellos, de eso ya hace unos meses... porque las últimas veces que pregunté por él, sólo me contestaban que había dejado de salir desde hace mucho tiempo ¿Qué había cambiado en su vida para que hiciera a sus amigos de lado? ¿Tan ocupado estaba con el trabajo que no tenía tiempo de salir a tomarse una cerveza con ellos? Ni siquiera con Hidan ni Sasori que eran de sus mejores amigos.

Me sentía mal estar ahora tan separados... todos nos conocíamos desde el parvulario, habíamos sido grandes amigos prácticamente desde que nacimos y ahora... Deidara se había marchado así sin más, sin darnos una explicación a ninguno. Echaba tanto de menos a ese chico, habíamos estado tantos años juntos, siendo amigos y ahora... por un maldito error mío... porque fui un bocazas y un chiquillo malcriado que tenía las ideas claras le había destrozado, arruiné nuestra relación. Echaba de menos a mi amigo.

Me acosté a dormir sin siquiera cenar y sinceramente... no tuve fuerzas ni para ir a la cama, no quería volver a tocarla, odiaba esa cama ¡Tenía que ir a comprar una nueva! De hecho... tendría que cambiar todo el maldito apartamento. Me tiré en el sofá y me tapé con una de las mantas tratando de dormirme, pero no podía, siempre me costaba mucho y es que tenía tantos recuerdos de Deidara en esta casa, discutí con él en tantos lugares que cada rincón ahora me recordaba todas y cada una de las frases que le habían destrozado a ese muchacho.

Cuando me desperté, era muy temprano y hoy no trabajaba. Trabajar tres días seguidos en turnos demoledores tenía una gran ventaja luego... me daban cinco días libres y eso lo disfrutaba. Me levanté incómodo y fui al baño para asearme. No había hecho nada más que llegar al espejo lavándome los dientes cuando al escupir al agua me llegó la voz de Deidara.

Flashback

- ¿Qué te ocurre conmigo? – me gritó desesperado y con lágrimas en sus ojos.

- ¿Por qué no me lo dijiste? – le pregunté yo enfadado – ¿somos amigos desde hace años y no se te había ocurrido decirme que eras gay?

- Te lo estoy diciendo ahora – me gritó - ¿Qué culpa tengo yo de que me gusten los hombres? No te lo dije antes porque no creí que le dieras importancia, confiaba en ti, eres mi mejor amigo Itachi.

- No Deidara... tú y yo no somos mejores amigos ¿Se lo has dicho a los demás? – le pregunté por lo de nuestro grupo de amigos.

- No – me dijo – no se lo he dicho a nadie ¿Vale? Lo siento Itachi, por favor mírame – me pedía mientras yo daba vueltas por el cuarto de baño y buscaba un albornoz para taparme.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora