Capítulo 23: Atrapado

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Deidara Namikaze

Había quedado hoy en ir a comer a casa de mis padres y aunque me calmaba los nervios estar con ellos, también sabía que no se me pasaría esta extraña sensación que me había dejado Itachi. ¿Quería ayudarme de verdad? Quizá no dudaba precisamente de sus intenciones... sino más bien de si podría hacerlo, no creo que nadie pudiera ayudarme a salir de las manos de Orochimaru, me tenía bien cogido.

A mi hermana Ino le habían detectado un tumor hacía algún tiempo. Mi padre aunque tenía un sueldo bastante bueno para vivir cómodamente, no era precisamente un gran sueldo que pudiera hacer frente a esta operación. Yo acababa de terminar la carrera, me había peleado con Itachi hacía unos años y Naruto se había mudado a la residencia de estudiantes de la universidad para acabar sus estudios. Ino aún estaba en el instituto así que todos los gastos de la unidad familiar recaían sobre mis padres y sobre mí. Me sentía inútil sin poder hacer nada por mi hermana, sin poder ayudar a mis padres.

No quisieron decirle nada a Naruto porque sabían que se habría puesto muy mal con la noticia y todos queríamos que se aplicase en los estudios y acabase, así que se lo ocultamos. No me sentía bien ocultando cosas como esta, pero reconocía que no quería preocupar a mi hermano y ahora que Ino ya se había operado y estaba bien, supongo que ya no hacía falta preocuparle, lo dejamos pasar. ¿Por qué me casé con Orochimaru cuando no le amaba? Por mi hermana, necesitaba ese dinero, yo no tenía dinero para montar una clínica veterinaria y ganaba muy poco en la que hacía las prácticas, no me quedó más remedio que aceptar el trato de Orochimaru.

Creí en parte que me quería y yo pensé que podría quererle con el tiempo, que mis sentimientos por Itachi se irían como se marchó nuestra amistad, lentamente y tortuosamente, pero no... seguían aquí y más vivos que nunca. Itachi era un hombre difícil de olvidar.

Gran parte de la ciudad aún estaba inundada, pero al menos se podía caminar. Cogí el autobús para ir a la casa de mis padres y durante todo el trayecto sólo podía pensar en los golpes de Orochimaru ¿Qué haría si se veían demasiado? ¿Qué excusa les pondría a mis padres? Ellos pensaban que mi matrimonio era perfecto y después de lo mal que lo habían pasado con todo lo de Ino, yo no quería preocuparles, así que no podía decirles nada. Todos pensaban que me había casado por amor, que de verdad quería a ese hombre, a ese rico empresario... pero no era cierto, no podía amar a alguien como él, lo había intentando antes de que me golpease y no lo conseguí... ahora ya no podría conseguirlo sabiendo de lo que era capaz. Sólo quería que me dejase tranquilo, sólo quería obtener de nuevo mi libertad pero sabía que eso no llegaría, me había convertido en su pájaro enjaulado incapaz de volar, me había cortado las alas y la libertad.

Llegué a la casa de mis padres y toqué al timbre. Tenía llaves de la casa, nunca quisieron quitármelas incluso aunque me había casado. Solían decirme que era bueno que las mantuviera por si alguna vez tenía alguna emergencia o ellos la tenían, así podía entrar siempre que quisiera, pero a mí me daba apuro entrar ahora con esas llaves, sentía que era su casa, ya no era mía, así que prefería llamar por si acaso.

Fue mi madre quien abrió la puerta y al verme, se sorprendió tanto que primero se quedó paralizada pero enseguida reaccionó eufórica como era ella y se lanzó a abrazarme con todas sus fuerzas. Me quejé un poco por el dolor de mi cuerpo pero intenté acallar los quejidos y sonreír frente a mí madre que no quería soltarme.

- Mamá – la llamé – me vas a desgastar si me sigues apretando tanto

- Mi niño – me dijo sonriendo – Cuanto tiempo hacía que no venías a vernos, venga pasa corre, he estado cocinando. ¿Te quedas a cenar, verdad?

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora