Capítulo 22: Discusiones

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Sasuke Uchiha

No podía dormir y por primera vez... no era por las pesadillas, era porque no podía quitarme de la cabeza ese beso con Naruto, había sido simplemente perfecto. Naruto besaba muy bien y yo tuve mucho miedo a que él descubriera que yo no sabía besar, no había tenido una infancia como los demás, sólo era un niño asustadizo que no salía de su casa, que no había disfrutado de las experiencias de la vida.

Naruto decidió quedarse un rato conmigo y se tumbó en la cama a mi lado. No me cogía, creo que tenía miedo a que pudiera despedirlo o a que sufriera algún ataque de pánico cuando me tocase. Sé que aún tenía miedo, pero quería tratar de superar esto con Naruto a mi lado, pensaba que si quizá él seguía a mi lado todo lo podría hacer.

- Sasuke... tengo que contarte algo.

- ¿El qué? – le pregunté.

- Tu brazo ya está recuperado.

- ¿Qué quieres decir con eso Naruto?

- Que ya no me necesitas, te he dado toda la rehabilitación durante estos meses, ya lo mueves perfectamente.

- ¿Te vas a ir?

- No me voy a ir... puedo venir a verte de vez en cuando pero ya no soy tu médico.

- No volverás, tienes muchas cosas que hacer en el hospital – le dije.

- No es cierto, siempre puedo sacar un hueco para ti.

- Lárgate – le dije enfadado – todos me dejáis solo al final.

- Eso no es cierto Sasuke, yo sigo estando aquí pero mi trabajo contigo ha finalizado. Deberías estar contento de haberte recuperado.

- Pues no lo estoy. Ahora te marcharás y encontrarás en el hospital a alguien más interesante que yo.

- No hay nadie más interesante que tú.

- Los habrá, yo sólo soy un pobre chico ciego que no sabe nada del mundo.

- Porque no me dejas enseñarte el mundo.

- No puedo verlo – le grité.

- Puedes hacer lo que quieras Sasuke, para disfrutar el mundo no hace falta verlo, tú ves muchas más cosas de las que yo veo, las sientes, sabes todo lo que hay, escuchas más cosas que yo y eso no tiene precio Sasuke, eres increíble.

- No me mientas. ¿Me vas a decir que es genial ser ciego? – le pregunté – no sabes nada de mi vida Naruto, es un maldito infierno, cuento los pasos para ir a cualquier sitio de la casa, tengo memorizados todos los peldaños de la casa, he memorizado donde está hasta la mínima cosa para no tropezar con nada, he aprendido a leer en Braille, tuve que aprender a descifrar sonidos que antes jamás habría escuchado, puedo oír tu maldito coche desde que das el giro de la calle, he tenido que aprender demasiadas cosas porque mis ojos no funcionan. Echo de menos pintar, echo de menos mirar por la ventana, ver la nieve caer, no puedo ver a mi hija... a mi propia hija Naruto... Tú no tienes ni idea de lo que se siente.

- No, no lo sé – me dijo – es algo que sólo tú puedes saber, pero sigues vivo Sasuke, estás aquí y debes aprovechar el momento. Tienes que armarte de valor y salir ahí fuera, ese mundo te espera. Tú puedes hacer frente a cualquier cosa, si has conseguido aprender todo eso tú solo en estos años... aprenderás más cosas ahí fuera. Yo estoy dispuesto a ayudarte, estaré a tu lado. Vamos... confía en mí Sasuke, sigue confiando en mí.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora