Capítulo 14: Inesperado

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Itachi Uchiha

Una semana con el perro y era una tortura, la primera noche traté de dejarlo dormir en la terraza de mi apartamento... pero no paraba de llorar. Coloqué la almohada encima de mi cabeza tratando de tapar mis oídos pero no había forma, ese chirriante aullidito seguía ahí, clavándose en mi cabeza e impidiéndome dormir. Di vueltas en la cama, me levanté a decirle que callase, le grité, le golpeé en el cristal... hice de todo y nada funcionaba con el dichoso perro. Cuando escuché el grito de un par de vecinos diciendo que hicieran callar a ese chucho, no me quedó más remedio que meterlo en casa y me siguió en silencio por toda la casa hasta mi habitación.

Cuando me metí en la cama a dormir, el perro se colocó en uno de los rincones y se durmió prácticamente al momento, al parecer sólo quería compañía, no quería estar solo y por lo menos... pude dormir un rato. Como ese día habían sido varios... ahora ya dormía dentro de casa en mi habitación con tal de que estuviera callado pero a las siete de la mañana... volvía a llorar porque quería salir a mear. Me tocaba levantarme, vestirme y sacarlo aunque tenía algo bueno... todas las chicas e incluso algunos chicos se paraban a saludar al cachorro, era un imán para ligar, aunque yo con el único que quería ligar, era con Deidara... ese chico que ahora mismo me odiaba.

Necesitaba verle y eso quería decir que pasaría por la clínica veterinaria. Cogí al perro, le tocaba la segunda vacuna de tres que tenía que ponerle... es que encima era caro mantener al chucho, pero yo hacía todo lo que podía, incluso le estaba cogiendo cariño, ahora a veces hasta le dejaba dormir conmigo en la cama, debía reconocer que me hacía mucha compañía y cuando iba a casa de mis padres, "Kiba" sólo quería irse con Sasuke.

Me daba la ligera sensación de que Sasuke estaba empezando también a cogerle cariño al perro, porque cuando estaba por casa se lo llevaba a todos los lados con él. A las nueve y media me dispuse a llevar al perro a la clínica de Deidara, tenía la cita a las diez y esta vez sí me aseguré de coger la cita para que no tuviera nada que echarme en cara... al menos de su trabajo, porque en lo personal, podía echarme muchas cosas a la cara.

Llegué a la clínica y tuve que esperar un poco pero cuando me dejaron pasar, Deidara no tardó en venir revisando la cartilla del perro para ponerle la segunda vacuna. Yo le miraba pero él pasaba de mí, no entendía cómo podía pasar de esta forma de mí, yo me estaba volviendo loco de tenerle tan cerca. Habíamos sido tan amigos y ahora estábamos tan distanciados... Vi que iba a ponerle la inyección y cuando acabó, le detuve la mano mientras se alejaba de mi perro, se paralizó por completo.

- Deidara... mírame por favor – le dije - ¿Por qué ni siquiera puedes mirarme?

- Itachi... déjalo ¿vale? Lo... lo nuestro terminó, ni siquiera sé exactamente que es lo que había.

- Éramos grandes amigos.

- Tú no tienes amigos Itachi, sólo gente para no sentirte solo y yo no puedo seguir ayudándote, me hiciste daño.

- Lamento todo lo que te hice Dei.

- No es cierto Itachi, aunque agradezco tus disculpas, sé cuánto le cuesta a un Uchiha decir esas palabras, pero llegan tarde – me dijo sonriendo marchándose hacia la mesa soltándose de mi agarre.

- Tienes todo el derecho a estar enfadado conmigo Dei, me lo merezco, todo lo que me digas es poco, pero me he dado cuenta de mi error.

- ¿Has comprendido que los homosexuales podemos vivir en tu mundo o qué? – me preguntó extrañado – admítelo Itachi... no me comprendiste, quería que mi mejor amigo estuviera a mi lado y me apoyase pero te largaste, me insultaste y te marchaste.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora