Capítulo 40: convivencia

4.8K 494 23
                                    

Deidara Namikaze

Estaba prácticamente inconsciente aunque Orochimaru seguía golpeándome. Había gritado y sé que me estaba destrozando, podía oler la sangre, sentía el sabor óxido en mis labios pero todo sonido se ahogaba en mi garganta, ya no salía ningún sonido, mi cuerpo se había rendido y me estaba desmayando, todo lo veía borroso. El dolor hacía que perdiera la conciencia. Conseguí abrir los ojos sólo para ver a unos policías frente a mí intentando reanimarme. Unos enfermeros me estaban curando como podían y al final, uno de esos amables policías me ayudó a levantarme para sacarme de aquí. No sabía como habían conseguido llegar, ni quién les había avisado de que estaba aquí encerrado, pero me alegraba porque habían pillado a Orochimaru con las manos en la masa, no sé si de esta escaparía aunque sabía que tenía mucho dinero e influencias.

Los agentes me prometieron que harían todo lo posible para evitar que saliera bajo fianza, que ellos mismos tramitarían todo poniendo los delitos de los que se le culpaban y lo mandarían al tribunal de justicia de inmediato. Lo agradecí. Creo que por fin podría estar a salvo de aquel tipo, de esa familia pero me daba vergüenza mirar a Itachi a la cara ahora en estas condiciones.

Al salir a la calle él vino corriendo hacia mí cogiéndome entre sus brazos antes de que me cayese al suelo, antes de que mis piernas fallasen. Amaba a Itachi, eso lo sabía pero también sentía algo extraño cuando estaba con él, a veces me daba la sensación de que pudiera estar conmigo por lástima en vez de porque me amase. ¿Alguien podía amarme a mí? Creo que mi mente estaba mal, Orochimaru había destrozado, machacado y prácticamente eliminado toda mi autoestima, ni yo mismo me veía útil, guapo o importante, me veía como un mero inútil que no servía para nada, un hombre al que nadie podría querer y mucho menos Itachi, él era perfecto.

Observé como los agentes se llevaban a un enfadado Orochimaru que me miraba con odio pero Itachi me desvió la mirada de él preguntándome si estaba bien. Había sido él quien preocupado había llamado a la policía y había venido a por mí, eso se lo agradecería toda la vida, me había salvado de este infierno pero yo seguía pensando lo mismo... yo no era suficiente para él ¿Qué podía darle yo? sólo era un chico normal, un veterinario con una pequeña clínica, nada más. Él era bombero, tenía un buen trabajo, salvaba vidas pero yo... yo no era suficiente.

Me llevó a su casa y avisó a mis padres desde allí. Les comentó que estaba bien y que me iba a quedar aquí a dormir en su casa, que la policía quería interrogarme por la mañana para que pusiera la denuncia acorde con lo sucedido y explicase como me había llevado allí retenido contra mi voluntad. Necesitaban mi testimonio para poder condenarle.

Estaba muy nervioso y no había parte de mi cuerpo que no me doliera. Itachi me trajo una taza de caldo caliente y me la dejó encima de la mesa. Mi cuerpo temblaba pese a que sabía que aquí estaba a salvo, que Itachi me protegía, pero me era imposible dejar de temblar y lo hice con mayor virulencia cuando sentí como algo caía sobre mis hombros. Itachi había puesto una manta por encima de mí mientras yo cogía la taza de caldo entre mis manos tratando de entrar en calor.

Hice un gesto de dolor provocando que Itachi se preocupase por mí y me hiciera mirarle a esos intensos e intimidantes ojos. Suspiró y se fue hacia el baño a coger algo. Tomé un sorbo del caldo pero al pasar por mi labio cortado me dolió como si mil cuchillos se clavasen en mí. Quemaba y no me hacía bien cuando algo me rozaba las heridas, así que lo dejé de nuevo encima de la mesa esperando a que se enfriase un poco para poder tomármelo, si es que conseguía apoyar el vaso en mis maltrechos labios.

Itachi volvió con un botiquín y se sentó en la pequeña mesa frente a mí curándome las heridas que veía en completo silencio. Al final siempre acabábamos de esta forma él y yo, siempre cuidando de mí y me sentía como un niño pequeño dependiente por completo de sus padres, no me gustaba sentirme así de inútil y de idiota, como si no pudiera o no supiera hacer nada.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora