Capítulo 27: Tratos beneficiosos

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Orochimaru

Mis hijos habían decidido venirse conmigo y ver con sus ojos mi gran cadena hotelera, pero en el último momento, Kabuto decidió quedarse y se volvió, así que me fui con mis hijos gemelos y yo sé que interés en el hotel tenían más bien poco, seguramente querrían ver a algún empleado y encerrarlo en su habitación durante todos esos días que estaríamos allí para hacerle de las suyas, seguramente sexo. A mí me daba igual mientras el empleado no nos demandase y de eso se ocupaban mis abogados y un buen talonario de indemnización. ¿Consentía a mis hijos? Seguramente, pero ellos aprendían rápido de mi. Engañaban a todos y al final lograban lo que querían, como yo logré conseguir que ese crío mucho más joven que yo se casara conmigo y lo tuviera comiendo de la palma de mi mano.

Llegué al hotel y todos los empleados se sorprendieron de verme allí, supongo que no me esperaban para nada, pero tenía que comprobar que todo funcionaba perfectamente, así que me quedaría unos días y lo comprobaría todo. Me alojé en una de las suites de mi hotel y bajé a revisar las cuentas. Supongo que podría ir mejor el hotel aunque ganaba una fortuna con el alojamiento pero para mí... todo era siempre poco, siempre se podía ganar más dinero.

Por la tarde tras haber recorrido los talleres, centros de actividades y haber comprobado la organización y las cuentas, me dispuse a relajarme un rato. Decidí ir a la piscina y me tumbé en una de las hamacas con mi cóctel mirando a la poca gente que había, no estábamos en temporada alta y por lo tanto se estaba genial, había mucha tranquilidad. Los únicos que estaban en la piscina era el socorrista y el chico que arreglaba las hamacas y traía los cócteles.

Pensé entonces en Deidara una vez relajado, si estuviera aquí estaría follándomelo como me diera la gana, le pediría de hacer cualquier cosa y él la haría sin rechistar, podía ver el miedo en sus ojos desde que nos casamos, sé que no me amaba, eso lo tenía asumido, pero mientras cumpliera con sus obligaciones matrimoniales todo era perfecto para mí, sólo quería su cuerpo, no me interesaba nada más de ese chico.

Supongo que debía agradecerle a aquel chico que había destrozado el corazón de Deidara porque lo mandó directamente a mis brazos. El problema de su hermana también fue de mucha ayuda, sus padres eran unos simples profesores y con su sueldo no podrían haber afrontado la carrera de Naruto y el gasto de aquella operación, al final... Deidara acabó accediendo a casarse conmigo con dos condiciones, ayudar económicamente a la familia sin que lo supieran y en segunda... no contar jamás el motivo por el que él se casaba conmigo, para todos fue una sorpresa que Deidara decidiese casarse, pero él alegó que estaba enamorado de mí, no había visto una mentira mayor en mi vida, pero tenía a ese chico en mis manos y era lo importante.

Llamé al chico que traía los cócteles y enseguida llegó creyendo que le iba a pedir otro ya que este se me estaba terminando, pero no sabía lo lejos que estaba de la realidad y es que tanto pensar en Deidara me había excitado demasiado, necesitaba que alguien me bajase la excitación que llevaba encima.

- ¿Qué desea tomar? – me preguntó

- Deseo una mamada – le dije sonriendo y él se sorprendió demasiado echándose un poco atrás.

- Eso no está en las bebidas – me dijo.

- Ya lo sé, pero soy el dueño de todo esto ¿Quieres conservar el trabajo? Pues empieza a trabajar – le amenacé – vamos... no tengo todo el día.

Aquel chico se había quedado completamente paralizado en el sitio por eso tuve que meterle prisa, quería que lo hiciera pero él seguía allí dudando hasta que al final se agachó frente a mi hamaca y con sus temblorosas manos tocó un poco mi torso. Yo cabreado por su inseguridad, cogí con fuerza su muñeca y bajando un poco mi bañador para liberar mi miembro le llevé la mano hasta mi pene.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora