Capítulo 19: Partido

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Deidara Namikaze

Estaba en la cama aún escuchando a Orochimaru moverse por la habitación buscando su ropa y arreglándose para irse a trabajar. Quería que se marchase y permanecí inmóvil. Sus hijos también se marchaban al instituto y el mayor tenía otra entrevista de trabajo... quería que todos se largasen y me dejasen solo.

Me dolía la muñeca y aunque no lloraba, el carril que habían dejado mis lágrimas durante la noche permanecía ahí. Para Itachi sólo fui... un pringado, el que iba detrás de él preocupado tratando de que alguna vez... alguna de esas improbables veces me viera pero sabía que jamás lo haría, fui un tonto... pero un tonto de gran utilidad para Itachi cuando tenía que secar sus lágrimas en mí, no fui nada más que eso, su pañuelo de lágrimas al que desechó cuando ya no me necesitó más. Con Orochimaru era más bien su saco de boxeo con el que pagar su frustración y sus enfados, también seguía siendo algo desechable en un futuro ¿Qué narices era yo? creo que solo era la persona más idiota del mundo, intentaba ayudar a los demás y sólo me perjudicaba yo mismo.

- No llores Dei – dijo Orochimaru acercándose a mí y apartando un cabello rubio de mi rostro amoratado – me voy a trabajar, te prometo que hablaremos de esto cuando vuelva.

No quise contestar, sabía que para él hablar acabaría en golpes, así que ya todo me daba igual, prefería quedarme aquí tumbado, dolorido y sin contestar nada para no ponerle de peor humor.

Escuché la puerta cuando se cerró y hundí mi rostro entre las mantas preocupado, dolorido y tratando de entrar en calor. No quería ir a trabajar, no tenía fuerzas y me dolía el cuerpo demasiado como para ir. Toda la habitación se quedó en silencio en cuanto se marchó Orochimaru y podía aún oír a todos bajar para marcharse de la casa. No me quedé tranquilo hasta que la puerta de fuera se cerró con la llave. Me levanté como pude casi arrastrándome por la pared y fui hasta la ventana corriendo un poco la cortina para poder ver como se largaban todos, como subían en el coche y arrancaban.

Fui al baño y me miré en el espejo. Estaba decaído, tenía ojeras y un moratón en la mejilla que no sé cómo iba a ocultarlo, yo no era una mujer... no tenía maquillaje ni cosas de esas, creo que tendría que empezar a comprar al menos base para poder tapar estos golpes. Busqué el teléfono y llamé a Konan, con ella siempre había tenido confianza, era la novia de Pain y a Pain lo conocía desde la guardería. Creo que era la única que sabía todo lo que me había ocurrido con Itachi, que sabía lo de mi matrimonio... que sabía prácticamente todo.

- ¿Dei? – me cogió el teléfono.

- Konan... ¿Puedes venir? Por favor – le pedí casi llorando.

- ¿Estás bien, Dei?

- No – le dije – por favor... ayúdame.

- Dei... ¿Lo ha vuelto a hacer? – yo no respondí y ella dio por sentado que sí, que Orochimaru me había golpeado de nuevo – voy para allí ahora mismo – me dijo.

Tardó en venir unos veinte minutos y sé que se había dado toda la prisa que pudo. Cuando abrí la puerta se lanzó a abrazarme preocupada por mi estado. Me acompañó al aseo y me hizo sentarme con cuidado en la tapa del retrete maquillándome el golpe, tratando de ocultarlo todo lo que pudo y la verdad es que hizo un buen trabajo, cuando acabó, prácticamente no se veía nada.

- Gracias – le dije.

- De nada Dei pero... esto no puede seguir así ¿Mírate? Estás destrozado. Déjame ver esa muñeca – me pidió y la cogió haciendo que me quejase al momento – Está rota, tengo que vendártela Dei, necesitarás antiinflamatorios para esto y mucho hielo. Dios... esto se te va a hinchar mucho.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora