Capítulo 3: Yuuki

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Naruto Namikaze 

Una niña durmiendo con ese chico gruñón, eso sí me había sorprendido. Creí que podría ser su hermanita pequeña, pero también me fijé en Itachi y es que tenía la edad de mi hermano... podría ser de él aunque nunca había visto a la madre ¿Itachi con una chica? Él era de ir con muchas y jamás le vi en alguna relación seria con ninguna en concreto, así que me extrañaba un poco, pero quién sabía...

- ¿Por qué no te has largado ya? – escuché que preguntaba Sasuke malhumorado – lárgate de una maldita vez.

Resoplé y caminé hacia la puerta para marcharme cuando Itachi me detuvo y me dijo que le acompañase al despacho. No era mi intención quedarme a aguantar los caprichos de un chiquillo mimado y consentido, había accedido venir por hacerle un favor al que fue el mejor amigo de mi hermano, pero no tenía intención de quedarme a aguantar los desplantes de un crío de veinte años, ya estaba yo muy crecidito para sus tonterías infantiles. Itachi cerró la puerta tras de mí en cuanto entré por el despacho y se disculpó como de veinte formas diferentes por la actitud de su hermano, pero ya no aguanté más tiempo callado.

- Mira Itachi, agradezco tus disculpas, pero ese chico no quiere ser ayudado – le dije – sé que es tu hermano, pero es un chico mimado que no entiende nada, yo no puedo ayudar a alguien que no desea que le ayuden a recuperarse.

- Ha pasado por momentos muy difíciles Naruto – me intentó explicar – por favor... sé que eres el único capaz de ayudarle, confío en ti, no le des por perdido tan pronto, sé que es muy borde y que tiene un orgullo como un castillo, pero es un buen chico, te lo prometo, sólo... la vida le ha tratado mal, por favor.

- No Itachi, lo siento – le dije – me voy, tengo muchas cosas que hacer y no puedo estar perdiendo el tiempo con un chico como él.

Salí del despacho enfadado y cuando me iba hacia la puerta, tras el sofá había una niña, creo que la que había visto antes. Era una niña guapísima, de un cabello igual de oscuro que el de Sasuke o el de Itachi, con unos ojos espectacularmente azules y sonreí sin poder evitarlo al verla sonreír.

- Ey... ¿Y cómo se llama esta chica tan guapa? – le pregunté pero ella sonrió y no dijo ni pío.

- Es bastante tímida con los desconocidos – me dijo Itachi desde atrá.

- ¿A sí? Bueno... entonces déjame presentarme a mí, yo soy Naruto Namikaze. ¿No vas a decirme tu nombre? – le pregunté pero ella negó con la cabeza – Así que eres tímida, bueno... quizá lo que quieres es que adivine tu nombre, haber... ya sé lo que haremos, dímelo por gestos y te aseguro que te lo adivino, yo soy muy bueno jugando a estas cosas – le dije sonriendo y ella sonrió y señaló al techo - ¿Te llamas techo? – le pregunté y ella negó riéndose.

Vi a la niña salir corriendo hacia la ventana y me indicó hacia arriba, supuse que querría decirme el cielo y sonreí.

- ¿Te llamas Cielo? – ella negó - ¿Nube? Ya sé... te llamas Luz – le dije y ella seguía negando.

La niña salió corriendo hacia la cocina y cogió un salero empezando a moverlo para que la sal cayese en su mano y creo que ya lo entendía. Sonreí aún más.

- ¿Te llamas nieve? – le pregunté y ella me señaló un cuadro que estaba en japones - ¿Yuuki? – pregunté y ella afirmó – Anda... Yuuki es un nombre muy bonito ¿Quién te puso ese nombre?

- Su padre – me dijo Itachi – tiene una gran imaginación cuando quiere.

- Ya veo. Así que Yuuki. Oye Yuuki ¿Has desayunado? – la niña negó – oh, pues tienes suerte, porque yo hago las mejores tortitas de la ciudad – le dije sonriendo y ella sonrió también - ¿Quieres probarlas?

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora