Bienvenido a la ciudad de hueso mundano

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—¡No puedo creer  que te hayan echado de casa! —solté una carcajada que hizó que todos en la acera se giraran a vernos pero poco me importaba, no los volvería a ver jamás.

O puede que si Caytlin.

Jayden golpeó mi hombro de una forma tan brusca que casi provoca que mi bebida caiga al suelo, le lancé una mirada de reproche pero al verlo con su cara de indignación volví a reír más fuerte, no puedo creer que su madre lo descubriera en una situación tan... incomoda, ni si quiera puedo encontrar una palabra apropiada para ese acto.

—Caytlin, esto es serio —lo vi con cara de que me importaba un carajo y empecé a sorber el liquido por mi pajilla— esta es la quinta vez que me descubre —abrí los ojos y juro que casi se me sale la soda por la nariz.

—Con razón está molesta, ¡¿la quinta Jayden?! imagina que tú tuvieras una hija y la encontraras más de una vez en pleno acto sexual ¿qué sentirías? no sé tú, pero yo estaría más que molesta con ella o él.

—Lo sé, pero ¡Vamos! tengo necesidades ¿qué esperaba mi madre? ¿qué fuera virgen a los 19 años? lo siento pero eso es estúpido —me removí incomoda por el comentario de Jayden y volví a tomar de mi soda, yo aún era virgen ¿qué había de malo en eso? no es que fuera una monja es sólo que no quiero perderla con el primer idiota que se crucé frente a mí no soy de esas— ¿Pasa algo Caytlin?

Idiota.

Con ganas de lanzarle mi bebida en su estúpido rostro me levante de la estúpida acera y sacudí mi trasero ya que seguramente debería estar blanco o gris debido a la tierra, mientras que en la cara de Jayden se formaba una sonrisa burlona.

Vaya, al fin se dió cuenta de su error, grandisimo estúpido.

—Oh, lo siento si mi comentario te molestó, es bueno que aún sigas siendo virgen, pero solo contesta una pregunta.

—¿Qué?

—¿Por qué aún lo eres?

Tiene que ser una broma, díganme que esta bromeando, tiene que ser una jodida broma, a este paso acabara asesinado por mi y utilizaré mi pajilla para eso, se la enterraré en sus ojos y luego en su ombligo y le daré vueltas para que... para que...para... no sé pero servirá de algo.

—Porque sí, porque aún no estoy lista, porque es más que sexo, es...es algo que recordarás toda tu vida. Tener sexo va más allá de meter tu pene en cualquier vagina —Jayden rió, pero no me interrumpió— a lo que voy, no espero rosas ni chocolates, ni nada de eso en mi primera vez, pero si espero compartir el sentimiento de afinidad y correspondencia por parte de mi pareja porque eso significa, experimentar emociones que te hacen volar y te hacen sentir la persona más importante del planeta, por lo menos en ese momento. Igual y termino perdiéndola en un momento de calentura total pero ese no es el punto.

—Entonces... ¿esperas eso en tu primera vez?

—Sí —asentí y lo miré encontrándome con una sonrisa que no era burlona como la de hace un momento sino cálida.

—Me parece perfecto que pienses así, vamos te llevaré a casa —asentí y caminamos hacia su auto que estaba estacionado a unas dos cuadras de donde nos encontrábamos nosotros.

(...)

—Hemos llegado —no me moví ¿por qué? ni yo lo sé, la verdad siempre soy la primera en bajar del auto, pero algo no me lo permitía y ese algo era Jayden— Caytlin ¿qué pasa? ¿no vas a bajar?

Aparté mi vista del frente donde siempre estuvo y me giré  para mirar a Jayden, me miraba con una especie de duda y preocupación, recorrí con la mirada todo su rostro, desde sus ojos cubiertos por la cascada de pestañas que los cubría, su nariz, sus mejillas hasta llegar a su boca, sus carnosos labios para después volver a mirar sus ojos.

—¿Ya sabes dónde vas a quedarte?

—No, pensaba dormir en un hotel hasta encontrar un lugar fijo.

—Quédate en mi casa mientras encuentras algo —solté de forma tan brusca las palabras que no estoy segura de que me hubiese entendido.

—¿Qué?

Okay ya me arrepentí, esto es todo, yo me voy.

—Amm, yo eh...esto... yo...

Mierda, no Caytlin diarrea verbal ¡NO!

—Nada...adiós, gracias por traerme —gire para abrir la puerta y antes de que yo pudiese salir Jayden tomo mi brazo y me hizo verlo.

—Acepto tu propuesta, gracias.- lo dijó lento, como si él esperara que yo entendiera porque al parecer piensa que yo tengo un retraso mental.

Mierda.

—Está bien, pues baja tus cosas y subamos.

—Esta bien —pero ninguno de los dos hizo nada, no bajamos, no hablamos, no nos movimos, lo único que paso fue un silencio incómodo que se extendió por todo el auto.

Mierda Caytlin, estúpida ¡baja! ¿qué te sucede? ¡se fuerte! ¡se hombre!

Soy mujer.

¡Pues se una mujer hombre!

A veces pienso que mi consciencia está peor que cualquier otro enfermo mental.

Salí del auto seguida de Jayden y subimos a mi departamento.

—Bienvenido a la ciudad de hueso vil mundano —abrí la puerta de mi departamento de par en par y miré a Jayden orgullosa de mi departamento.

—¿Mundano?

Me miro con una sonrisa divertida en su cara lo cual me hizo sonreír a mi también.

—No seas ignorante e investiga.

—Estás loca —me rodeo con su brazo izquierdo y yo coloqué mi cabeza en su hombro.

—Sí, pero amas mi locura.

—Lo hago —no sé porque sentí a mi estómago dar un vuelco al oír eso. 

Antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora