El cómo ocurrió todo.

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-Te escucho.- Camil se cruzó de brazos, tomé aire y abrí mi boca para hablar pero ella interrumpió.- Antes, déjame leer esos estudios.- le entregue la hoja donde se leían mis datos y el diagnóstico e inicie con mi discurso.

-Verás...- mordi mi labio y pare porque no sabía que decirle.

-¿Por qué no dices nada?- Camil levantó su ceja y despegó su vista del papel que estaba leyendo.

-Hace unos unos meses fui a correr en la mañana con mi amigo, Nick, antes de entrar a mi trabajo, fue un día después de salir de vacaciones de verano.- hice una pequeña pausa y tomé aire.- estábamos corriendo, hablando, cantando, riendo, y de repente un dolor horrible invadió mi cuerpo, la respiración me faltaba, y sentí unas ansias enormes, lo único que supe después es que desperté en un hospital después de un mini- infarto, el cual dio pauta a que detectara mi enfermedad. Una enfermedad degenerativa crónica, la que no me daría más de medio año de vida.- sonreí tristemente.- y así fue como llegue a California, no quería que mis padres o amigos de casa se preocuparan por mí, ni mucho menos quería que me limitarán de hacer ciertas cosas que me gustan hacer, así que...tomé la decisión de venir a California, el lugar donde pase mi infancia, a realizar una pequeña lista de cosas que hacer antes de morir.- Los ojos de Camil estaban cristalizados y un pequeño sollozo escapó de ellos.- Oh Camil, todo estará bien.

-No, no estará bien, nada de esto lo estará, yo sólo quiero que mi mejor amiga se quede conmigo, prefería saber la mentira de que ella se iría a España a estudiar literatura, prefería saber que ella estaba sana llenándose la boca de helado a más no poder, ¡prefería saber que tú seguirias aquí conmigo!- una lágrima salió de mis ojos y Camil me abrazó fuertemente, ambas empezamos a llorar como Magdalenas, podríamos haber inundado mi habitación con nuestras lágrimas.

No seas exagerada.

Tú no aparezcas en este momento, consciencia.

-Cayt...- Camil se separó de mí, y la miré fijamente tratando de parar mis lágrimas, yo tenía que parecer fuerte, tenía que estar fuerte por las dos.

-¿Qué pasa?

-¿Cuándo llegaste a California?

-En Julio.

-¿Y cuánto ha pasado desde Julio?

-Tres meses.

-¡Ay por Dios! ¿sabes cuánto tiempo perdí sin ti todo este tiempo que te fuiste? Y ahora regresas y me dices que sólo me quedan tres meses contigo.- Camil explotó en llanto y su rostro se arrugo como pasa.

-De hecho sólo te quedan dos, el último mes regresaré a casa.

-Oh mierda ¡¿ves?! cada vez me queda menos para estar contigo.- el rimel de Camil comenzó a correrse y su rostro se iba arrugando un poco más hasta quedar como pasa.- Por eso es que las personas como yo nos quedamos amargadas.- reí un poco pero mi risa salió combinada con una especie de sollozo, y Camil se largo a llorar de nuevo poniéndose de pie.- ¡Tú y Jayden no estudiarán juntos, ni se casarán, ni yo seré la niña de las flores!

-Camil, tú no serías la niña de las flores, serias mi dama de honor principal.

-¡La niña de las flores dije!- eleve los brazos al aire en gesto de paz.

-La niña de las flores, entonces.- ella rió.
-¿Quién más sabe a parte de mí?

-Dilan.

-¡¿Qué?! ¿Dilan sabía y yo no? Okay, estoy ya demasiado indignada, ¡él sabía y yo no!

-No le dije porque quise, su padre me dió los segundos estudios, que son los que acabas de encontrar.- señale los papeles que Camil tenía en sus manos.- Al parecer su padre, y mi madre son muy buenos amigos, y cuando yo estaba en su consultorio Dilan llegó con mis estudios y se enteró.- apreté mis labios y mire a Camil que me miraba preocupada.

-¿Jayden lo sabe?

-No.

-¿Por qué?

-Por la misma razón que todos, no quiero que se preocupe ni empiece como el hermano sobre protector que cuida de su hermanita lastimada, vine a California para evitar ese trato y para disfrutar mis últimos días de vida.

-¿Puedo ver tu lista?- Camil extendió su mano derecha y yo saqué la lista del bolsillo izquierdo de mi pantalón, ella se sentó a mi lado en la cama leyendo la lista y después de unos segundos rió mientras una lágrima rebelde bajaba de su ojo izquierdo.- Sólo a ti se te ocurre esto Caytlin.

Reí y me acerqué un poco más a ella.- ¿Tan estúpidas son las cosas?

-No,  a excepción de perder tu virginidad, ¿aún eres virgen?

-Sí.
-Eso es bueno, no eres tonta.

-¿Con quién lo hiciste tú?- ella se tenso y bajó la mirada.- Lo que se dice en mi habitación, se queda en mi habitación.

-Con Francisco.- murmuró.

-¿Qué pasó entre ustedes?- un silencio rotundo fue mi respuesta.

-¿Sabes? Yo creo que has hecho ya la ultima cosa de tu lista.

-¿Qué?- Camil se estiró para tomar un lápiz de mi escritorio, el cual estaba al lado de mi cama, sin dejarme ver que era lo que yo había escrito al final de mi lista, aunque creo que ya sabía qué era.

-Listo.- puso una paloma en mi hoja, de un tamaño considerable, que me recordó tanto a una profesora de preescolar calificando el trabajo de su alumno.- Te has enamorado de Jayden, y eso no me lo puedes negar.

Antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora