Desperté por la luz del sol que inundaba toda mi habitación y...
Eso es una maldita mentira jamás despierto por la luz del sol, ni con el cabello intacto, más bien, despierto con un gran camino de baba y el cabello hecho un nido de pájaros y mi cuerpo colgando del lado derecho de mi cama o bien hecha taco como hoy; sin embargo hoy desperté por el ruido provocado por mí celular que no paraba de sonar. La razón, mi mamá. Estaba insistiendo en que yo tenía que llegar a mi cita con el doctor Grayson temprano. Obviamente llegar temprano no era una cosa que me caracterizaba, me gustaba llegar temprano, si, pero casi siempre había algo que me lo impedía y ese algo era Jayden.
Al salir de mi habitación con un atuendo "presentable" que consistía en unos jeans de tiro alto- ya muy comunes en mi, no salía sin ellos.- una remera de color gris y mis deportivas, el cabello opté por dejarlo suelto como siempre y en el maquillaje sólo aplique mi máscara para pestañas y mi labial color cereza.
Salí de mi habitación con la vista en mi celular tratando de escoger cuál canción abriría el pequeño concierto que escucharia para ir camino al hospital, el cual, no quedaba nada lejos de aquí, estaba a unas cuatro cuadras de aquí, a pie llegaría en veinte o quince minutos.
-¿ A dónde vas?
Mierda. Tu ahora no por favor.
Levante la vista encontrandome con los verdes ojos de Jayden mirándome con curiosidad.
Ayer por la noche, ya en mi cama, decidí que lo que había pasado entre él y yo no tenía importancia alguna así que hoy decidí actuar como si nada hubiera pasado. Pero el tenerlo a él, aquí, frente a mi, lo dificultaba bastante porque al verlo recordaba el beso, la forma en que nuestros labios se movían encajando a la perfección, la forma en que el me sostenía, la forma en que sus manos se aferraban a mi cintura, como si tuviera miedo a dejarme ir como si para él, sólo fuera una alucinación y tenía miedo al dejarme ir. Pero luego recordaba la forma en la que me despreció, en la que rompió todas mis ilusiones diciendo palabras que enserio dolieron.
-No es asunto tuyo.- me dirigí a la cocina y tomé una manzana roja.
Ignorarlo era la mejor opción.
-Tenemos que hablar.- me giré a verlo ya que estaba dándole la espalda y mordí mí manzana elevando mis cejas.- lo que pasó ayer...- eleve una mano deteniendo lo que sea que fuese a decir y trague el trozo de manzana.
Se supone que no quería habla de eso con él.
-Jayden, como te dije ayer no tiene importancia, ambos nos dejamos llevar por el momento pero ya no importa.- respire profundamente porque enserio me estaba costando hablar y lo peor es que no tenía idea el por qué.- Ahora... Tengo que irme, se supone que debería estar a las nueve en...- me detuve antes de decir algo inapropiado, él no tenía que saber el por qué de mi visita al doctor.
-¿A dónde...?
-A una parte.- desvíe mi mirada y dejé mi manzana sobre la mesa que estaba al lado mio.- pasaré al baño.
-Cay...
No pudo terminar de decir ni mi nombre porque yo ya había azotado la puerta del baño.
-Bien Caytlin.- murmure para mi misma y recague mis brazos en el lavamanos.- el estúpido quiere hablar contigo pero tienes cuarenta y cinco minutos para llegar al hospital y él no debe saber que pasa con tú salud, al menos no por ahora.
Si Jayden te escucha tus intentos por esconder tu enfermedad se irán al caño.
-Ya lo sé, pero tengo que salir de aquí y no tengo idea de cómo quitarmelo de encima.- mire mi reflejo en el espejo y acomode un mechón de cabello que caía rebelde en mi cara.- Tengo una idea.- dije con euforia levantando ambos brazos y golpeandome la mano con el grifo de agua.- ¡OH MIERDA, ESTÚPIDO....
-Caytlin.- Jayden dio tres golpes en la puerta.- ¿Estás bien?- automáticamente miré a la puerta y negué.
Idiota, no puede verte.
Oh es cierto.
-Sí, estoy bien.- dije haciendo muecas de dolor y sobando mi mano derecha.- quién diría que Alexa podría ser de gran ayuda.- sonreí con maldad al espejo y me quedé mirando mi reflejo en el espejo.
Mi piel es blanca, tenía ojos grandes y cafés, muy comunes pero la verdad, siempre me gustaron eran lindos. Mis labios son pequeños y rosados, no era necesario que yo usara labial su color natural bastaba pero siempre me gusto usar colores rojos. Mi nariz es pequeña no es cosa del otro mundo honestamente jamás me fijo en las narices de las personas por eso no sabría definir la mía. Yo era una chica normal, había cambiado bastante de cuando era niña hasta ahora, a mis diecinueve años era todo lo contrario de cuando era pequeña...
-Caytlin.- mire la puerta nuevamente.-¿podrías apresurarte?- rodé los ojos y eché mi cabeza hacia atras.
-Ya voy.- abrí la puerta del baño y salí haciéndome a un lado para que él pudiera entrar.
-Te tardaste mucho tiempo en el baño.- lo mire mal, bien, era mi baño y yo podía tardarme lo que quisiera pero no iba discutir por cosas sin sentido.
-Claro ¡como a ti no te baja cada mes!
Me enorgullece tu capacidad de callar a un hombre.
Me dirigí a la cocina por mi manzana pero ésta no estaba así que tome otra y camine a la entrada.
-¿A dónde vas?
-A la calle.
-¿A qué?
-¿Acaso tu no ibas a verte con una chica a las siete el día de hoy?- él se quedó callado pero como todo idiota engreído que era sonrió después de unos segundos y me miró divertido.-¡¿Qué?!- dije confundida.
-¿Celosa Caytlin?- se cruzó de brazos y siguió sonriendo como imbécil.
-¿Perdón?
-Estamos haciendo muchas preguntas ¿no?
-Porque tu empezaste, ahora, contesta mi pregunta.
-¿Si la contesto me dices dónde irás?
-Puede ser.- él elevó una ceja y me miró con desconfianza.- bien, te... Sabes qué, olvidalo, si tendrás sexo o no es cosa que a mi no me incumbe.- di media vuelta dispuesta a irme y cuando giré el pomo de la puerta Jayden me detuvo y giro del brazo.
-Le cancele porque no tenía ganas de verla, no tenía ganas de perder mi tiempo.- una sonrisa amenazó con salir de mis labios e intente esconderla.- ahora dime ¿a dónde vas?
-Nunca dije que te diría.- salí de la casa y fue ahí donde la sonrisa tiró de mis labios.
-Me alegra que no hayas ido.- susurré aún con la sonrisa en mis labios y empecé a caminar fuera del edificio.
Hola lectoras (espero y haya) arriba una foto de la que será nuestra Caytlin Steven.
Con amor Leilani.
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Antes de morir
RandomEs increíble como la vida te da tantas razones para vivir, para llorar, para reír, para querer morir. Esa ultima no era una opción agradable, muchos dicen que son desdichados, que quisieran morir, yo los llamo cobardes ¿Quién querría morir? por lo m...