Capítulo 19: Clarisa.

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He pasado del nerviosismo puro al estrés descontrolado al enterarme de que Zed había estado en la delegación de policía desde el domingo, en cuanto Iván me puso al tanto de la situación real de inmediato fuimos a la delegación para tratar de ayudar, Eva, con quien extrañamente he congeniado en cuestión de segundos se encargó junto con Amber de calmar mis ansias. No me he guardado el hecho de que fue Marcus quien me dijo que Zed estaba en prisión, pero si me he guardado su amenaza. Aunque sus palabras no salían del todo de mi cabeza, por primera vez en mi vida pude preocuparme por una cosa a la vez, y, en ese momento lo que más me importaba era ver al señor tatuado libre. Además, si lograba sacar a Zed por mis medios, Marcus ya no tendría poder sobre mí.

De algún modo celebré que Zed me haya defendido de esa forma, jamás nadie lo había hecho, y eso de alguna manera estaba haciendo que todo este remolino de emociones que se ha instalado dentro de mí, se asentara y me ha ayudado a darme cuenta de que estoy colada por el chico malo, el mujeriego empedernido, el rey de las carreras, el dueño de esas lagunas verdes que podrían seducir hasta una pared y siento miedo, todo esto ha pasado de un modo tan apresurado, me ha descolocado de lo que yo creía correcto, estable y no tengo idea de qué hacer.

Se me ocurrió que, si facilitaba algún tipo de declaración que relatara todo lo que ocurrió, quizás con un poco de suerte la liberación de Zed sería más rápida, en efecto fue así. Contamos con la enorme ayuda de una oficial de policía que, casualmente, trata casos de violencia, no me fue nada difícil terminar chillando en el pequeño cuarto en donde fui interrogada. Después de todo, por dentro soy un mar de secretos, de dolor, de angustia, y por muy estúpido que parezca durante esos minutos en los que hablaba sobre el episodio vivido, mi cuerpo me pedía a gritos que dijera todo de una vez, que tal vez sería diferente, que podría terminar, hablar, denunciar y ser libre. La carga con la que vivo no es sencilla y mi mente perturbada entró en juego y me recordó que no soy libre porque así lo quiero, que bien podría alejarme por completo y para siempre de mi infierno y no lo hago.

Pude haber levantado una orden de alejamiento contra Marcus pero el golpe en mi mejilla ya no estaba presente del todo y sin pruebas no podían procesar la orden. La emoción se apoderó de mí cuando he visto a Zed libre, sentí que frente a mí tenía al héroe de mi vida. Aun así, no pude evitar comentar lo que me provoca la violencia, sé que no lo ha entendido, en realidad nadie entiende ni comprende hasta qué grado me alteran las personas violentas, aunque mi atolondrado corazón seguía dando brincos porque alguien había hecho justicia.

Después de que nos marchamos de la policía me he pasado el resto del día en mi habitación ignorando las llamadas de Marcus y buscando trabajo en todos los sitios de internet posibles, porque el trabajo en Global era obviamente algo ya perdido, es un hecho que todo lo que había entre Marcus y yo se terminó, no hace falta que lo hablemos siquiera, y aunque sus palabras siguen escociendo mis nervios y mi tensión, sé que ya no estoy tan sola. No me importan sus amenazas, no voy a caer en sus juegos.

Apenas y me había percatado de los toques en la puerta, no se me ocurrió cubrirme con nada, lo más seguro era que Amber no regresaría a dormir, pues se había marchado a las carreras con Katy y cuando sale con Katy regresa hasta el día siguiente. Sin embargo, pensé que se trataba de ella. Al abrir me encontré con la persona que más quería ver y en quien no había dejado de pensar ni medio segundo. Me pierdo tanto cuando estoy con él que ni siquiera me di cuenta de la situación: yo con poca ropa, él con su mirada arrasadora, penetrante, arrolladora. Unos minutos después he querido remediar la situación cubriéndome con algo y ha sido imposible.

Ahora soy presa de él, de sus caricias, de su respiración que me hace cosquillas en el cuello, de su boca que dice palabras que parecieran el detonante del fuego que corroe mi cuerpo, de sus dedos subiendo y bajando por la hendidura de mi sexo.

RETANDO AL DESTINO. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora