Capítulo 27: Clarisa.

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En multimedia :Coldplay - A sky full of stars

Sus sencillas palabras son como hilos y agujas uniendo mi ser incompleto. Nunca pensé que sacar todo de mi sistema me doliera tanto, incluso más que un golpe de mi padre justo en la cara. Cada palabra que ha salido de mi garganta ha sido como vidrios atravesando mi piel. Sé que es difícil de entender el día a día de una persona violentada, que quizás creen que lo único que necesitas es decidir salir corriendo de ese espacio en el que te encierras y ya está, pero huir no es tan fácil, decidir puede llevar años y volver a ser tú puede costarte la vida entera.

En mi piel llevo marcas que me recordarán por siempre lo que he vivido y a pesar de que ahora, por misterios de la vida que no quiero descifrar aún, este hombre que es tan diferente a mí, esta persona que jamás había tenido novias, ni relaciones, mucho menos tiene idea de lo que el compromiso significa, está aquí, frente a mí, haciendo promesas que no estoy muy segura de sí llegará a cumplir, pero, la sensación es desorbitante, el creer por un segundo que sus palabras tienen total validez hacen que el miedo desaparezca, que mis alas poco a poco vaya reapareciendo en mi espalda y la idea de volar tome fuerza en mi interior. ¿Cómo es posible que una persona sea capaz de cambiarte la vida de un momento a otro? Lo que me hace pensar, si hubiera decidido desahogarme con Marcus o con Amber, ¿el efecto hubiese sido el mismo? Levanto la mirada y me pierdo en sus lagunas verduzcas y misteriosas, me doy cuenta de que NO, se trata de Zed, sólo de él.

Me pego a su cuerpo como una lapa y él no hace ni el mínimo intento de separarme, pasamos casi media hora de pie en medio del aparcamiento hasta que mis sollozos se acaban y me siento lista para enfrentar mi realidad, esa, en donde tengo que luchar para salir de mi infierno personal y entender de una buena vez que mi padre ya no tiene derecho sobre mí.

De verdad había intentado conversar con Zed sobre mi padre como si se tratara de algo común y cotidiano, y aunque al final he terminado en este estado, siento que ha valido la pena escarbar en mi pasado, en algo no he mentido y es en que es liberador, decirlo todo, de alguna forma me está sanando.

—Podría pasar así un rato más, pero está iniciando a hacer frío y no quiero exponerte —me dice con su voz naturalmente ronca y pastosa.

—Me gusta tu voz —le confieso, lo cierto es que me encanta, él me encanta, completo, de pies a cabeza.

—¿Ah sí? —Sonríe llevándome hacia la puerta del acompañante—. Pues a mí me gusta la tuya, me gusta lo que siento aquí. —Se da un toquecito en el pecho—, cada vez que me hablas.

Me le vuelvo a tirar encima tomándolo por sorpresa y lo beso desesperada, Zed no se anda con evasivas jamás, así que, en un movimiento ágil, me aparta de la ventanilla y me sube en la parte delantera del coche quedando en medio de mis piernas.

—Muchas gracias por escucharme Zed, sobre todo por entenderme y comportarte de la forma en la que lo has hecho estos días. Me siento la mujer más envidiada del campus y las carreras, me miran muy feo.

—No tienes que agradecerme nada. Mejor explícame... ¿Envidiada? ¿Cómo es eso de que te miran feo?

—Pues, he notado que con tu afán de llevarme a todos lados dentro del campus hemos llamado la atención, eres el rey de las carreras, ¿sí te acuerdas? Todos hablan de ti, sabes bien el efecto que tienes en las chicas, basta con una sola de tus miradas o que uses una de esas camisas sin mangas y cuello redondo que sueles ponerte para que se queden embobadas, supongo que no se creen que tengas novia y que esa novia sea yo.

—En ese caso, que se mueran de envidia, ya no puedo ver a nadie más, al menos no como antes. ¿Debo preocuparme? —Me toma del trasero y me acerca a su miembro que está ligeramente endurecido.

RETANDO AL DESTINO. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora