Capítulo dedicado a WaraMicaela ❤️
Me despierto sin poder creerme todo lo que ha ocurrido en un solo día, el hombre que duerme placenteramente a mi lado ha hecho en veinticuatro horas más de lo que, estoy segura, un psicólogo tardaría meses. Mi corazón se quiere salir de mi pecho, tanta felicidad, tanta calma me parece una mentira que pronto terminará. ¿Cómo es que detrás de todos esos tatuajes, su aparente dureza, su altura intimidante, su rostro impenetrable, exista este chico maravilloso? Me siento completamente afortunada.
Sólo tengo diecinueve años y mi cabeza no se detiene, se ha planteado un "para siempre" en donde apenas nos hemos confesado que nos queremos. Zed está profundamente dormido, suspiro, sí, estoy tan enamorada de él que la sola idea de perderlo me resulta tan dolorosa que me duele el pecho a pesar de tenerlo justo a mi lado y estar piel con piel..., su piel, es un sinfín de secretos con toda esa tinta esparcida formando figuras, letras, palabras. Sonrío mientras paso uno de mis dedos por ese tatuaje en particular que tiene en un costado, esas líneas siempre han llamado mi atención.
Las leo con calma mientras su respiración hace que su estómago suba y baje con lentitud. Mis ojos se llenan de lágrimas al descubrir que esas palabras podrían perfectamente representarme a mí. Las líneas dicen que teme cerrar, que odia estar solo, que entre más alto suba, más se hundirá, que no quiere dejar que sus sueños se hundan, pues al menos ellos saben nadar. Todo eso lo siento también, lo pienso, lo vivo, a cada momento.
Aparto mi dedo cuando sus estanques verdes me miran curioso con el ceño fruncido. Intento sonreír, pero el tatuaje me ha recordado lo herida que en realidad estoy, y lo herido que al parecer está él. Zed no es de los tipos que se tatúan cualquier tontería. En este corto tiempo que llevamos juntos y ha sido suficiente para quererlo de la forma en la que lo quiero me ha quedado claro que cada uno de sus tatuajes tienen un significado.
—¿Por qué te has tatuado esas palabras? ¿Es así como te sientes? —pregunto directamente. Su mano vuela hasta mi trasero y el contacto rudo quema mi piel. Me quejo y me sonrojo. Quisiera que alguien experto en el tema me explicara por qué los arranques agresivos de Zed me recuerdan inevitablemente a mi padre y por qué esta clase de actitud "sexual" me resulta tan cómoda, placentera.
—¿Así le das los buenos días a tu señor tatuado? —Me suelto a reír como una condenada. Estiro mi cuello y beso su boca con esmero.
—Eres un exagerado —lo reprendo.
—¿Estás lista para hoy?
—¿Cómo voy a estar lista si no sé qué has planeado para hoy? Mejor dime por qué te has hecho ese tatuaje —insisto tocando una vez más su costado.
—Ese fue el primer tatuaje que me hice cuando cumplí la mayoría de edad y creo que fue el típico intento de desahogo, ya sabes; lo solo que me sentía, lo hundido que estaba.
—¿Ya no? Yo me he sentido así toda mi vida hasta hace mes y medio. —Lo miro fijamente para que le quede claro que me refiero al hecho de que desde que él apareció ya no es así.
—No, ya no —responde decidido—. Estamos nadando igual que nuestros sueños —agrega y sonríe—. A veces creo que me hiciste algún tipo de conjuro, esas pendejadas no salían de mi boca hace mes y medio —reniega.
—Hace mes y medio no estabas enamorado.
—No, hace mes y medio no sabía de lo que me estaba perdiendo —admite saliendo de la cama y arrastrándome con él hasta la ducha.
Aún me parece mentira que me haya traído a un lugar como este, tratándose de Zed creí que nos quedaríamos en algún motel, sólo pasaríamos la noche y ya está. No ha sido así, cada acción que hace por mí me dice a gritos que nada de esto es un juego para él y tengo que empezar a creerlo de verdad. Ya no es más un juego, somos una pareja, una de verdad; una que se apoya, que se quiere, que se protege.
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RETANDO AL DESTINO. (+18)
RomancePRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA RETANDO. El fuego siempre quema, arde, enloquece... El amor, hace justo lo mismo.