Tiemblo, como un terremoto hace temblar la tierra, las palabras han salido sin filtro, desde lo más profundo de mi ser hacia la libertad. No me importó que Zed y yo apenas tengamos unas semanas juntos, no me importó ser la víctima ni el estorbo que siempre he temido ser para las personas que ignoran mis problemas familiares. No me ha importado nada, solamente sacarlo de una maldita vez.
Ver a Zed de esa forma tan rabiosa cuando se trata de mí hasta cierto punto me emociona, porque es como si alguien se estuviera haciendo cargo de mí, por fin, después de tanto tiempo sola en mi miserable vida, hundida hasta el fondo, callándolo todo, sintiéndome terrible, impotente, despreciada y una completa mierda. Sí, de eso se ha encargado mi padre toda su vida, de hacerme ver que no puedo generar amor, que nadie va a amarme en la vida y que yo no podré amar a nadie porque estoy rota, vacía e incompleta.
Cuando conocí a Amber eso cambió un poco, pues con su personalidad parlanchina y divertida comenzó a provocar cambios en la mía, me ayudó a abrirme más. Ha sido la única amiga que he tenido en toda mi vida, en la escuela siempre fui la marginada, con el mismo afán de no contárselo a nadie, de que absolutamente ninguna persona mirara mis golpes, que nadie siquiera lo sospechara. Luego apareció Marcus y me hizo sentir querida, y todo era una falsedad. Zed llegó sin poder presentirlo, y sin imaginarlo ha hecho más mejoras en mí que cualquier otro ser humano, pero coge a golpes al primero que se le pone enfrente y eso me aterra.
El llanto que sale de mí es desgarrador, hasta el punto en el que me causa lástima de mí misma, ni siquiera puedo sostenerme en pie, es Zed quien me sostiene. Ahora querrá saberlo todo y yo sigo sin estar segura de si podré con tanto; si podré contarle mi infierno, lo quebrada que estoy por dentro y lo necesitada que estoy de amor. ¿Él me dará ese amor? Es de Zed de quien hablamos.
Me cubro el rostro con mis manos, él no se imagina todo lo que está pasando por mi mente, es como si papá estuviera enfrente mirándome con esa cara endemoniada y esos ojos que me asustaban tanto de pequeña, con aquel bate en sus manos amenazándome por haber abierto mi boca y luego los golpes, en mis piernas, en mi espalda, en mi estómago, las cachetadas en mis mejillas, los hematomas en mis brazos, la inflamación en mi pómulo la vez que me dio con el puño cerrado. La sangre que provenía de mi cráneo cuando me estrelló contra la pared, pero sobre todo... el dolor; el dolor de una niña que no comprende por qué su padre la odia tanto.
—¡Dios mío! —gruñe Zed pegándome por completo en su pecho y apretándome con fuerza—. Tranquila, por favor. Nos iremos a casa, ¿de acuerdo? Sólo... sólo espérame aquí, iré por mi auto y nos iremos, copito. ¿Me estás escuchando? ¿Te parece bien que nos vayamos?
—Tú carrera —logro decir con la boca seca y todos esos fluidos saliendo de mi nariz, apenas y logro abrir los ojos, me arden de tanto llorar.
Niega con su cabeza y toma mi rostro desastroso entre sus manos y vuelve a negar. Sus estanques verdes ya no son tan verdes, no sé si es porque es de noche y hay poca luz, pero no me ven igual que hace media hora.
—Óyeme bien, la carrera se puede ir al demonio, tú me necesitas y lo demás me importa una mierda, así que por favor no te pongas caprichosa y espérame aquí, no tardaré ni dos minutos.
—Pero has perdido tres, necesitas el dinero —digo con voz rasposa.
—No necesito nada más que estar junto a ti, así que espérame.
Me deja sola y sale corriendo hacia la multitud, no sé si he hecho mal o bien al decir lo que ocurría, ya lo he hecho y ahora tendré que soportar todas sus preguntas. Paso mis manos constantemente por mis brazos, aún sigo temblando. Desde que pisé la universidad el dolor se había apaciguado, a pesar de las constantes llamadas de papá, aún con las dos golpizas que me ha dado en el último año. Ahora; ahora siento que mi alma se está muriendo, decirlo en voz alta es convertir todo lo que has pasado mirando desde lejos —a pesar de ser la protagonista del problema—, en una realidad dura, fuerte, sin piedad. Lo que he soportado en años me está destruyendo en cuestión de segundos.
![](https://img.wattpad.com/cover/58520944-288-k577953.jpg)
ESTÁS LEYENDO
RETANDO AL DESTINO. (+18)
RomancePRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA RETANDO. El fuego siempre quema, arde, enloquece... El amor, hace justo lo mismo.