Capítulo 42: Clarisa.

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En multimedia : FLICKER - NIALL HORAN

            Capítulo dedicado a KattyL03 💖

He pasado los meses más difíciles de mi vida. Creí que lidiar con un padre golpeador era complicado y que nadie en el mundo era más infeliz que yo por tener que soportar diecinueve años el maltrato de la única persona que se supone está programada para amarte pase lo que pase. Estaba tan equivocada, aquellos años no se comparan con los últimos tres meses y es que sí, hoy justo se cumplen tres meses desde que el hombre a quien ahora he dejado de llamar "papá" rompió cualquier posibilidad de redención.

Quisiera decir que he dado pasos agigantados, pero no es así. Las visitas al psicólogo de cierta forma me han ayudado, aunque me han terminado de hundir, sí, me hundo cada vez más, no logro encontrar la salida de este túnel oscuro. Al principio, a pesar de mi notable bipolaridad y mis inexistentes ganas de vivir y los torrenciales de lágrimas que derramaba a diario, quise creer en las palabras de Amber: "El tiempo sanará tus heridas". ¿Realmente las heridas sanan? Si sanaran, los recuerdos no dolieran tanto, y es que continuamos por la vida sonriendo y diciéndoles a todos que hemos superado nuestros problemas, nuestras decepciones, nuestros traumas y por las noches, cuando estamos completamente solos dentro de cuatro paredes llenas de fragmentos, sentimos una opresión en el pecho... entonces descubres que no has sanado nada, que mirar atrás siempre dolerá y que ya no eres el mismo, no importa cuánto lo intentes, perdiste una batalla. El ser humano se acostumbra a todo, pero el alma nunca olvida.

Cuando estuve lista para volver a clases y tratar de seguir sobreviviendo, descubrí que la persona que amo con todo mi corazón me recordaba al hombre que me dio la vida. Es difícil de comprender, lo sé. Supongo que hasta este punto nadie lo entiende. La psicóloga me explicó que mi aberración hacia el sexo masculino era algo pasajero, sin embargo, me dejó muy claro que la presencia de Zed me alteraba a tal grado porque en mi interior lo culpaba y fue en ese momento que me di cuenta de que era así. ¿Por qué? No lo sé, soy consciente de que no tiene la culpa, ¿cómo podía adivinar él aquel día que algo tan espantoso estaba a punto de pasarme?

Así que cuando lo miré esa mañana en la que dije tantas estupideces para alejarlo de mí solo terminé de confirmar lo que me temía. No importaba cuántas pruebas médicas me mostraran, ni cuántas veces me dijeran que no habían abusado de mí, mi mente tenía muy enfrascada esa idea y por muy tonto que se escuche; Zed me había llevado a límites de placer que yo desconocía y recordar cada uno de esos momentos me hacía sentir aún más sucia, más detestable, más miserable. Esa mañana yo no me estaba liberando de él; lo estaba liberando a él de mí porque la mujer de la que se enamoró ya no existía. Cada palabra que le hice saber fue como puñaladas en el pecho y al mirar sus lágrimas, internamente le suplicaba a Dios un poco de piedad para él, no quería que sufriera, no quería lastimarlo. Me costó un mundo entero decirle que no lo amaba porque ¡Dios! La vida sin él apesta. La vida sin él no es vida.

Aquí es donde viene lo interesante, después de aquel día pensé que, si ponía de mi parte y dejaba de sentirme como la mierda misma, quizás podría intentarlo una vez más con él, tal vez cuando estuviera lista podría buscarlo y con un poco de suerte él aún estaría esperando por mí. Lo seguí un par de veces para poder verlo de lejos, todas y cada una de esas veces mi corazón me pedía a gritos que saliera corriendo, que lo abrazara e incluso que le pidiera perdón por mis palabras. Lo intenté, juro que lo hice. Era imposible, daba uno o dos pasos y el asco volvía, el miedo también, el odio, las malditas voces en mi cabeza diciéndome una y otra vez que ningún hombre es bueno, que todos quieren lastimarme, se clavaban en mis sienes.

Estaba sufriendo, lo necesitaba más que a nadie y no podía estar con él. Era como un drogadicto; moría por un poco de mi droga y tenía que caminar en sentido contrario. Amber jamás se cansó, parecía la representante oficial de Zed Allen. Empecé a preocuparme al escuchar rumores, decían que había vuelto a ser el mismo de antes desde que no estaba conmigo, que bebía hasta caer y que las drogas estaban a la orden del día. Las fiestas en su casa no cesaban y algunas chicas mencionaban sin tapujos que su lista de mujeres había crecido el doble.

RETANDO AL DESTINO. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora