Salgo de la habitación de Clarisa en cuanto sale el sol y sé perfectamente lo que tengo que hacer, he intentado dormir algunas horas y me la he pasado toda la noche observándola, si despierta pareciera un jodido ángel, dormida lo parece más. No puedo creer lo que ha sucedido, Marcus la ha golpeado y en cuanto las palabras han salido de la boca de Amber ha sido toda una revelación, sí, una revelación porque a pesar de que me había comportado totalmente diferente con Clarisa antes de que eso sucediera, en mi interior la batalla seguía presente, ya no más, quiero estar con ella, no sé bajo qué términos, tampoco sé si deseo ser su jodido novio, pues yo no soy el novio de nadie, y tampoco tengo novias, lo único que sé es que quiero estar con ella, más allá de querer follarla, deseo de verdad tenerla a mi lado, cuidarla, perder la cabeza por ella, ya no me importa nada.
No he querido despertarla porque sé que intentará detenerme, y yo no tendré la fuerza suficiente para irme si ella me pide que me quede a su lado. Paso por el cuarto de Katy, Amber se había encargado de decirme el número de habitación, aunque la tal Katy se me hace conocida, creo haberme acostado con ella en alguna ocasión. En cuanto la miro confirmo la información que me había dado. Asiento y ella me pide que por nada del mundo le diga a Clarisa que ha sido ella la que me ha dicho en dónde vive Marcus.
El hijo de puta no vive tan largo, apenas unas cuadras separan su residencia de la de Clarisa. Sé que si la seguridad del campus interviene iré directito a prisión y si ese imbécil pone alguna denuncia costará mucho salir de ahí, pero ahora mismo nada de eso me importa, no voy a dejar las cosas así, Marcus no volverá a tocar a Clarisa.
Entro en el edificio y en un dos por tres ya estoy en su piso, toco la puerta con calma, aunque no estoy nada calmado, en cuanto abra la puerta voy a darle la paliza de su vida. Tarda bastante en hacerlo, seguro estaba dormido mientras Clarisa lloraba como una niña por su maldita agresión. ¡Demonios! Cuando la he visto llorar de esa forma algo se ha roto dentro de mí, por muy incomprensible que sea para el mundo, incluso para mí mismo, no pude con su rostro lleno de lágrimas, la forma en la que temblaba. No termino de entender por qué la sentí tan solitaria, justo como me he sentido yo desde que perdí a mi mamá. No tiene explicación alguna.
La puerta se abre al fin y Marcus no tarda nada en reconocerme, frunce el entrecejo y sin invitación entro y lo empujo con toda mi fuerza, cae en el piso y golpea su cabeza en el escritorio que hay detrás de él. Se pone de pie en un segundo e intenta tocarme, antes de que lo logre le doy un puñetazo en la nariz y la sangre empieza a salir de inmediato.
—¿Disfrutas golpeando mujeres hijo de puta?
—Lárgate de aquí o llamaré a la seguridad del campus —me grita tratando de detener el sangrado de su nariz.
—¿Ahora no eres el macho que ha golpeado a Clarisa? ¿Necesitas ayuda de la puta universidad? Eres un cobarde.
—Y tú un hijo de puta —bufa y me empiezo a reír.
—Lo soy y esa chica merece a alguien mejor que yo, pero jamás la tocaría de ese modo. —Lo cojo del cabello y le doy con todo en la cara, una y otra vez, me importa una mierda toda la sangre que estoy viendo.
Me lanza una patada que logra hacerme hacia atrás e intenta irse de la habitación arrastrándose en el piso como la mierda que es y entonces pateo sin piedad sus costillas y lo muevo varios centímetros, lo vuelo a hacer, pateo sus piernas y me agacho para tomarlo del cuello y darle un puñetazo justo donde le ha pegado a Clarisa.
—Quiero que te quede claro algo, maldito bastardo, si vuelves a acercarte a Clarisa, voy a matarte, ¿lo entiendes?
—Ella es mi novia —se atreve a decir aún con toda esa sangre saliendo de su boca y me escupe.
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RETANDO AL DESTINO. (+18)
RomancePRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA RETANDO. El fuego siempre quema, arde, enloquece... El amor, hace justo lo mismo.