Capítulo 13

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Capítulo 13

Comencé a golpetear mi lápiz contra el cuaderno, ansiosa. Observé el rostro pálido de Isabel y presioné mis dientes. Quería salir corriendo y encarar a mi mejor amiga, quería gritarle que me deje en paz. Pero no podía hacer eso, porque todavía no sabía quien me estaba jodiendo la vida.

—Señorita Becher —mi profesor de geografía llamó mi atención. Retiré la mano de mi cara y casi cae mi rostro. Todos ahí se rieron, pero yo estaba demasiado desconcertada para prestarles atención.

— ¿Perdón?

Miré a mi profesor a los ojos, parecía que quería humillarme un poco más.

—Estoy notando que este año está muy perdida, ¿usted está enamorada? bromeó alejándose de mí.

No tiene idea de cuanto lo estoy.

—No, estoy cansada, perdón.

—Ojalá obtenga un diez en el examen del lunes, sino... —me analizó con la mirada unos instantes—. Sino bajaré su nota final un veinte por ciento.

Fruncí el ceño y abrí la boca para quejarme.

—El último año es difícil, Becher —interrumpió—. Espero que me impresiones el lunes, ya pueden irse.


Mi madre casi no me deja ir a esa fiesta. Entre las notas, mis salidas y todas esas cosas que le oculté... era obvio que no me dejaría ir por mi propia cuenta. Entonces Ethan acudió a Fred para tratar de convencerla. Y lo logró, recuerdo su respuesta luego de un largo suspiro:

—Sales a la siete y me llamas, vuelves antes de la medianoche. Y, si te despegas de Ethan en algún momento, te mato.

— ¿Y si tengo que ir al baño? —bromeé.

Ethan y Fred me observaron y luego hicieron contacto visual.

—Otro comentario y te encierro en tu habitación, corre y cámbiate que llegarán tarde.

Sonreí y me dirigí hacia mi habitación, tomé unos jeans y una blusa. Me coloqué mis zapatillas y una campera con capuchón. Salí de mi cuarto y bajé las escaleras, doblé a la derecha y entré en la cocina. Ethan se encontraba sentado en una silla, me miró y sonrió.

— ¿Terminaste?

—Sí —respondí y fruncí el ceño. Levanté ambos brazos y doblé la cintura—. ¿Me veo de playa por la noche?

Ethan se elevó ambas cejas y rió.

—No sé que es el estilo "playa por la noche" —se paró y se dirigió a la salida de la cocina. Sin darse vuelta a mirarme, siguió caminando y tranquilamente dijo: —lo único que sé es que estás linda.

Ethan se dirigió al comedor y yo me quedé helada observando la pared frente a mí. Esos tipos de comentarios me ponían nerviosa y hacían que me muera de amor.


Nos subimos al colectivo y estuvimos callados la mayor parte del camino. Estaba haciendo calor dentro, la primavera estaba empezando.

— ¿Crees que fue Isabel? —pregunté de la nada.

Ethan despegó la vista de la ventanilla y me miró con el ceño fruncido. Estaba sentado junto a mí y sentía como nuestros brazos se rozaban.

— ¿Cómo? —su voz sonó ronca y débil, como si no estaba en nuestro mundo hace unos segundos. Y eso me encantaba de él, esa habilidad de perderse y de pensar tanto que, algún día, le explotaría la cabeza.

Dentro del relámpagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora