Capítulo 21

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Capítulo 21

Me quedé tildada observando el cuerpo inmóvil de Violeta. Sus ojos estaban cerrados y salpicados de sangre, en su pecho se notaban múltiples heridas causadas por puñaladas. Y sangre, sangre por todos lados.

Ethan y yo nos quedamos mirando el cuerpo sin reacción alguna, estábamos impactados. Miré el cuerpo de Violeta: esa niña que jugaba todo el tiempo, que saltaba y bailaba, que me pedía que viera la televisión con ella o preguntándome por el lacio de mi pelo.

Ahí fue cuando desperté de ese trance y me acerqué a ella con los ojos llenos de lágrimas. Me agaché y reposé con cuidado su cabeza en mis piernas.

—Puede que esté viva —murmuré.

Ethan se agachó y agarró el brazo de Violeta para tomar su pulso. Colocó dos dedos en un sitio especial y yo me quedé en silencio, mirándolo mientras hacía algo con los labios. Mi corazón palpitaba con fuerza, tenía miedo de la respuesta.

Él abrió los ojos.

—Nada —musitó.

Presioné mis ojos con fuerza, esperando que esto sólo sea una mala broma o me despierte. Pero no fue así, porque escuché el grito desgarrador de la madre de la niña, que se acercaba a ella para tomarla en sus brazos. Ambos nos alejamos y observamos esa esa, la escena de una madre perdiendo a su pequeña hija.

Entonces llegó Peter, congelado al verlas. Y mi mamá, Fred, y mis amigas y amigos; todos. Absolutamente todos se quedaron helados.

Sin embargo, mi mirada se centró en aquel joven de cabello castaño que comenzó a llorar y apretar los puños con fuerza. Miró a su hermana muerta y a su madre abrazándola, y luego a Ethan y yo.

— ¡Esto es su culpa! —gritó.

Abrí la boca pero la cerré. Mi mente negativa me decía que sí, todo era sólo mi culpa. Pero había una parte que me susurraba que no, nada lo era. No era mi culpa que yo sea el objetivo de una persona, que Ethan y yo lo seamos.

—Peter...

— ¡No, cállate! —me interrumpió—. ¡Cállense todos! ¡Basta!

Pero nadie hablaba cuando él tapó sus oídos con su mano. Se sentó en el piso y comenzó a llorar aún más fuerte. Lo miré fijamente, y no se me ocurrió otra cosa más que lástima. No me gustaba sentirla, pero eso me pasaba ahora, sentía mucha lástima. Eran una familia rota y ahora lo están más.

Mi cabeza comenzó a ver lo que era una persona rota realmente. Cuando vez a alguien perdido en la vida, nunca está perdido del todo. Siempre va a tener algo porque, no podrás tener familia o amigos, no podrás tener apoyo o una meta, no podrás tener dinero o sueños cumplidos, pero siempre te vas a aferrar a algo: una oportunidad. Y esa oportunidad es la única que tenemos, la única que nos dieron: la vida.

Pero cuando mueres la oportunidad se evaporó y estás perdido. Violeta tenía algo, pero ya no.

Todos estábamos en silencio al ver como se acercaba un pequeño ataúd. Lo observé en silencio y sin llorar por fuera, imaginando que pronto ella se levantaría a abrazar a su pequeña familia.

Ethan estaba junto a Fred, frente a mi madre y yo. Lo miré tensa.

Él no me miró.

Imaginé la muerte de Violeta y a Ethan planeando todo, desde la sonrisa en el cumpleaños de mi madre hasta el momento en el que le conté sobre mi padre.

Y me grité a mi misma ilusa por contarle. Pero algo me decía que tenía que contarle, esa voz que taladraba mi cabeza, gritándome cosas estúpidas que sólo una idiota seguía.

Dentro del relámpagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora