Capítulo 26
En la última semana había pasado todos los días junto a Enid, sólo yo. Y lo curioso es que tocábamos temas diferentes todas las tardes, pero nunca Ren, nunca asesinatos.
Hasta que, por alguna razón, ella habló de algo que me hizo recordar a Ethan.
Eran las diez de la noche y yo seguía aún en su casa, pero nadie lo sabía... ni siquiera mamá, que pensaba que visitaba la casa de Isabel. Por alguna razón se me hacía necesario mentirles a todos, tal vez la inseguridad incrustada en mi mente.
Enid comenzó a levantar las cosas de la mesa mientras yo barría la cocina.
—Ya sabes lo que dicen Emma, mejor sola que mal acompañada —rió—. Pero no te dicen lo mucho que duele la soledad... y cuanto anhelas una compañía.
Asentí, entendiendo cuán grande puede ser la soledad mental. Esa en donde te sientes tan vacío que se alterna insoportable.
—Pero así es el ser humano, supongo —seguí yo—. Pierde el tiempo con personas que realmente no se necesitan.
—Perder el tiempo —murmuró ella—. Si te lo pones a pensar, es una frase muy triste. Una persona que pierda el tiempo de su vida... eso no se vuelve a recuperar.
Por ahí me tendría que haber dado cuenta de eso cuando me gustaba Scott, cuando no entendía que había personas a las que le daba igual.
—De joven tuve muchos novios, ¿sabes? —comenzó Enid mientras ambas reíamos—. Era esa típica "chica mala" que le gustaba meterse en problemas... aunque en esa época "problemas" era sinónimo a levantarse la pollera unos cinco centímetros más.
Comencé a reírme cuando me sentaba, ella estaba acomodando algunas cosas mientras yo la observaba.
—Te juro que les "rompía el corazón", Emma; y también te juro que no me importaba —sonrió—. Hoy en día no estoy orgullosa, pero no por eso. Sino porque esos hombres están vivos, y ni siquiera me recuerdan, ¿entiendes? No dejé una marca en esas vidas, no dejé vida en algo muerto.
>>Hasta que conocí a un tipo cuando tenía unos veinticinco —suspiró—. No fue fácil convivir con todos esos sentimientos nuevos, era insoportable. Escalofríos, risas inútiles, roces "sin querer" que me hacían sentir en el limbo —frunció el ceño—. No sé si te ha pasado, tal vez no... pero si lo viviste comprenderás lo injusto que puede llegar a ser.
En mi mente pasaban tantas cosas inexplicables que sentía que me ahogaba, pero permanecí neutral, tratando de no verla a los ojos.
—Yo nunca necesité llamar la atención, de hecho, me parecía algo totalmente innecesario y estúpido —quejó—. Pero con él... quería gritarle que estaba ahí, que me mire, algo...
— ¿Entonces?
—Entonces estuvimos juntos y terminamos, tan simple como eso —se encogió de hombros—. Él era un pan de Dios y yo necesitaba salir de la rutina después de quince años... pero sé que lo marqué, sé que se acuerda de mí. Emma, nada dura para siempre, y te juro que hasta el último momento fue lindo... pero eso era una relación poco estable. Una relación que sólo se recuerda en los sentimientos de la mente.
Me quedé pensando unos segundos.
— ¿Tuvieron hijos? —pregunté.
—Sí, uno —se le cortó la voz—. Murió hace unos años, desde ahí no mantenemos contacto.
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Dentro del relámpago
Mystery / ThrillerApunto de terminar la secundaria y con un amor imposible, Emma piensa en su futuro y los millones de sueños por cumplir. Pero algo se cruza en su vida: una serie de asesinatos, robos y amenazas se dirigen a su ciudad. Y Emma se ve involucrada cuand...