Capítulo 6

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Capítulo 6

Entré a la casa de Ethan. Era bastante grande, tres habitaciones, un comedor, una cocina y un baño. Entramos a la habitación. Tenía razón, era chica. Había espacio para una mesa y tres sillas, con una ventana. Cerré las cortinas y prendí la luz, Ethan me tendió la pizarra que usaríamos para anotar todo. Y yo le di el papel.

— ¿Qué es esto? —frunció el ceño al abrirlo. Observé como sus labios se movían al leerlo en silencio. Conectó su mirada con la mía, haciéndome temblar.

—Hoy las autoridades del colegio hablaron sobre la muerte de Elizabeth —me encogí de hombros y recosté mi espalda sobre la pared—. Me lo tiraron. Y yo estaba en medio de una multitud de estudiantes, Ethan, estudiantes. Todos los adultos estaban en ese escenario.

Ethan se me quedó mirando, analizando toda la situación. Por un momento apareció un silencio en donde él me miraba a los ojos y yo a él. Eran tan lindos.

— ¿Quién estaba atrás tuyo? —preguntó serio. Abrí la boca.

—Eso no interesa.

—Por supuesto que interesa, Emma —frunció el ceño. Seguía sentado en la silla, calmado pero confundido.

—Habían muchos alumnos detrás mío.

—Estás diciendo que—musitó con lentitud—no importa quién rayos te está amenazando de muerte y que no te diste cuenta quién lo envió.

—Estaba toda la escuela alrededor mío—alcé ambas cejas—. Puede ser cualquiera. Además son todos niños. ¿Por qué matar? ¿Por qué Ren? Yo los conozco, pero vos no.

—No necesariamente puede ser el asesino, estoy seguro de que él no puede solo—me miró—. Hay más de un cómplice. Además, no es que te quiera contradecir, pero puede ser tranquilamente una persona de dieciséis años. Y si conozco a algunos.

Alcé la vista. Sabía lo que estaba pensando, pero yo no lo podía creer, no lo creería hasta que lo viera. Aún así no lo creería.

—Scott no tiene nada que ver, no está metido en ese tema—dije a la defensiva.

Ethan sonrió, mostrando su cara de satisfacción y ambas palmas de la mano.

—Yo nunca pensé en Scott.

—Es el único que conoces.

—También vi a Isabel.

Fruncí el ceño.

—Isabel no mataría ni a una mosca.

—Lo decías porque es tu mejor amiga, Emma—carraspeó—. Tenemos que desconfiar de todos.

—Dame una razón para no desconfiar de vos—solté.

Ethan era tranquilo, sin duda había descubierto eso que lo "representaba". Lo vi alterado una vez sola, y ni siquiera estaba realmente alterado, sólo preocupado.

—Dame una razón para no desconfiar de vos—repitió Ethan, calmado.

Abrí la boca pero la cerré. En cierto modo tenía razón, en cierto modo es imposible que él sea el asesino.

—No es Isabel.

— ¿Y por qué no puede ser Scott?—alzó ambas cejas.

— ¡Porque no!—casi grité.

— ¡Porque te gusta!—se había parado, la mesa nos separaba. Pero al mirarlo lo sentí más cerca que nunca.

Estábamos frente a frente con más de dos metros de distancia, ambos respirábamos agitados. Me miraba con indignación, esperando una respuesta, la respuesta que él quería. Pero yo era más orgullosa, yo no iba a aceptar lo que él quería. Yo no le iba a decir que Scott no me gustaba, o no tanto como antes.

Dentro del relámpagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora