Capítulo 24
Entré a mi casa un poco exhausta. Había viajado en colectivo media hora y las últimas cuadras fueron caminadas. Y sin hablar de Enid, la señora del frente mirándome como si fuera una psicópata.
— ¿Muy cansada? —preguntó mi madre al verme entrar por la puerta.
Le sonreí, agradeciendo que siempre esté en el mismo lugar en donde la deje.
—Sí, demasiado para mi gusto —suspiré—. Necesito una buena dosis de películas francesas.
Ella rió y se colocó su chaqueta.
— ¿Dónde vas? —fruncí el ceño.
Mamá trabajaba, pero no era algo agotador o que consuma gran parte de su tiempo.
—Fred y yo iremos a Ren en dos horas, es como un duelo de todos edificios por lo que está pasando —mamá se encogió de hombros—. Cassandra puede ser muy bondadosa si eso quiere —bromeó mientras se señalaba.
Reí sin gracia, concentrada en un punto fijo de la mesa.
— ¿Fred irá?
—Sí, él también puede ser bondadoso.
Me quedé sola en mi casa mientras ordenaba mi cuarto: había varios papeles y fotos tiradas. Una de ellas era la foto de mamá con papá y yo en el medio. Mi madre, con un extraño cabello rubio, y yo sonreíamos a la cámara. Pero mi padre no, él miraba a otro lado más allá.
Y el no-marrón pelo de mamá o la vista de papá no era lo que más me llamaba la atención, sino la lágrima que se podía visualizar en mi mejilla. Al parecer estaba llorando: los ojos hinchados, la sonrisa fingida y el rojo en mis labios.
No recordaba ese momento, tal vez era un lloriqueo usual.
Seguí observando el fondo de la imagen, y ahí se encontraba ella: la madre de Brenda. No estaba mirando al lente de la cámara, pero se la podía distinguir muy bien.
Mi cuerpo comenzó a tensionarse aún más cuando, entre los papeles y el desorden, encontré una carta:
"Las cámaras han sido activadas."
Lo dejé caer y miré hacia al frente tratando de razonar todo. Mis piernas comenzaron a temblar cuando me levanté y caminé hacia la puerta de mi habitación.
El silencio reinaba en toda la casa; sólo se podía oír el sonido de los autos o la gotera del baño. O mi corazón, que taladraba dentro de mi pecho poniéndome más nerviosa.
Empecé a abrir puertas, objetos y alacenas. No había nada luego de media hora, entonces encontré otra carta.
Mi espalda recibió un escalofrío al leerla:
"Tu armario."
Me paré y corrí hacia mi habitación con el corazón en la boca. Abrí la puerta de mi armario y ahí estaba: una cámara.
Alguien me había estado grabando, grabando toda la casa. Cada movimiento, cada posible sospechoso o teoría, cada plan... todo fue sumamente grabado e informado.
— ¡Dios! —grité y golpeé el armario con fuerza.
Al hacerlo, la cámara aterrizó en el suelo, y con ella otra carta:
"Vas descubriendo cosas sólo por una razón: se acerca el final.
Y tú sola no las descubres, Emma,
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Dentro del relámpago
Misterio / SuspensoApunto de terminar la secundaria y con un amor imposible, Emma piensa en su futuro y los millones de sueños por cumplir. Pero algo se cruza en su vida: una serie de asesinatos, robos y amenazas se dirigen a su ciudad. Y Emma se ve involucrada cuand...