Capítulo 30 (Último)

354 49 12
                                    

(En unos minutos voy a publicar un mensaje en mi perfil, por si tienen dudas, love you)

Capítulo 30

Muchas veces no nos percatamos de lo que pasa a nuestro alrededor. Es extraño en muchos sentidos, ¿no se dan cuenta?

A veces veía a Brenda y a Isabel mal, suponiendo que era una etapa "adolescente". Observaba a Fred, sin sospechar lo más mínimo de lo que pasaba por su cabeza. Le sonreía a mamá, sabiendo y entendiendo que era la única persona que nunca me traicionaría. Escuchaba los chistes de Ethan, sin imaginarme todos los problemas que tenía ese chico en su mente.

Y la gente me miraba a mí; sin interés alguno sobre mis sueños y miedos, sobre mis problemas y preocupaciones.

Pero supongo que está bien, sin embargo, el ser humano es tan egoísta que necesita que hablen de él. Que, en algún momento de sus vidas, necesitarán una charla o alguien que descifre eso que tanto odian o aman.

Primero están los problemas comunes, los que tienen las personas, todos los días.

Y después estaba yo, viendo a una de mis amigas dispararle en la rodilla a mi madre. Viendo a mi madre queriendo asesinarme. Viendo a Ethan recuperar una pisca de su fuerza, tratando de levantarse.

Entonces, Cassandra gritó. Ese sonido que te sale de la garganta, cuando sientes dolor o emoción, cuando es tan fuerte y penetrante que entra en tu mente como un pensamiento. Era un taladro, resonando y resonando, nublándome la vista hasta descontrolarme.

— ¡Emma! —gritó Brenda, tratando de sujetarme por la espalda.

Pero me erguí, intentando reaccionar normalmente. Aunque todo daba vueltas, aunque todo se esté derrumbando.

—Brenda, sácame de aquí.

Observé sus ojos, tenían un brillo que me dejaba intranquila. Sudaba y se la notaba agitada, tal vez la adrenalina del momento.

— ¿Qué? No, Emma, ese no era el plan...

—No puedo estar más aquí —murmuré perdida, dejé de mirarla cuando sentí un sonido fuera de los quejidos de mi madre.

Giré el rostro, encontrándome con Ethan, mientras se acercaba. Su pálido rostro parecía brilloso por su sudor, que no tardó en secar con su mismo brazo. Se acercó a nosotras, rengueando un poco mientras se agitaba cada vez menos.

—Me quiero ir —volví a la realidad y seguí repitiendo—. No puedo estar con ella, no puedo. Les juro que no entiendo nada... y tampoco quiero hacerlo.

Entonces, Ethan me tomó de la mano.

Pero nada sucedió, porque eso no me calmó Él no me podía calmar, nadie podía hacerlo.

Miré a mamá, con la pierna herida, gimiendo (y riendo como loca) de dolor. Hizo contacto visual conmigo, dejando de parpadear.

Nunca lo dije, traté de no pensarlo... pero vengarme del que hizo todo esto formaba parte de mis planes. Podría sonar egoísta, inhumano y todo lo que los demás pesaran. Lo necesitaba, lo quería.

Pero no mataría a mi madre, aunque fuera la que me jodió esa parte de mi vida. Había sido la mujer que quería ver toda mi vida; la que presentaría con orgullo cuando dirigiera mi propia película, la que nombraría como gran parte de mi apoyo, la que abrazaría hasta que muriera.

Aunque todo había sido mentira, aunque ella nunca quiso ser mi madre, aunque ella estaba loca, aunque ella quería matarme.

Aunque todos los aunque fueran mayores a las cosas buenas, yo no hubiese podido matarla con conciencia, sintiéndome bien.

Dentro del relámpagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora