Daniela se había desmayado justo frente a mis ojos. Había venido temprano al colegio para verificar unos documentos sobre la universidad y, de paso, sorprender a Daniela. Éramos amigos desde antes, pero por la diferencia de edad a veces no podíamos compartir mucho. Después de la cena de aquella noche y los insultos desastrosos que le dijo mi hermana, ella se había distanciado bastante de mí. Es irónico, porque se supone que justo ahora deberíamos llevarnos bien para pasar nuestros días de matrimonio en armonía. Quería sorprenderla y luego de que terminara sus clases almorzar con ella, pero el sorprendido fui yo.
Justo cuando salía de la oficina del director, me encontré con un grupo de estudiantes dispersándose por los pasillos. Me sentí muy confundido, así que paré a uno de ellos para preguntarle por qué había tantos estudiantes aglomerados. El estudiante solo me respondió que estaban golpeando a una chica mientras bajaba la cabeza. De pronto, una risa femenina y burlesca resonó al fondo del pasillo. Ahí todo cuadró en mi cabeza: Emily había hecho de las suyas. Corrí rápidamente hacia ella y la tomé del brazo, sorprendiéndola. Aunque, al verme, se alegró y me abrazó.
—¡Hermanito! ¿Qué haces aquí? —me preguntó tomándome del brazo y sonriéndome falsamente.
—La pregunta aquí es, ¿qué hacías tú? —le pregunté de vuelta, bajando sus brazos y cruzando los míos sobre mi pecho—. ¿A quién estabas torturando con tu malévola actitud?— Emily era mi hermana, pero la verdad es que a veces deseaba no ser su hermano—. Y respondiendo a tu pregunta, venía a buscar a Daniela.
—¿A Daniela? Pues no creo que quieras verla ahora mismo —dijo irritada, mientras miraba sus uñas. Fruncí el ceño, sintiéndome un poco confundido. Ella me miró a los ojos y me respondió con una sonrisa cínica— Le di una lección a esa tonta; estaba intentando engañarte con su amiguito. Solo le enseñé que te debe respetar como futuro marido.
Solo con decir eso supe exactamente lo que había pasado, o al menos me lo imaginaba. Últimamente Emily se había vuelto más agresiva con Daniela, y la verdad es que aún no entiendo por qué es tan mala con ella. Daniela era una chica muy cariñosa con todos, siempre intentaba ayudar en lo que podía y quedarse al margen para que nadie se sintiera inferior a ella. Me siento tan culpable por no poder estar para defenderla y hacerla sentir protegida.
Empecé a correr por el pasillo donde había salido Emily hace un rato, pero solo me encontré con unas pequeñas manchas de sangre en el suelo. Me preocupé aún más; por la actitud que Daniela había tenido últimamente, temía que fuese a cometer una atrocidad contra sí misma. Pensé que podría estar con su amigo, así que fui a buscarla en los sitios donde mayormente se pasaban, pero no los encontré a ninguno. Seguí buscando, pero no la encontraba, así que decidí ir directamente a donde el guardia para preguntar si había visto a Daniela. y solo me dijo que la había visto caminar hacia la parte trasera de la escuela, así que decidí correr hacia allá. Mientras me acercaba, escuchaba unos pequeños sollozos. Me acerqué poco a poco hacia uno de los salones de deporte y pregunté.
—¿Daniela? ¿Estás ahí? —pregunté cautelosamente, y de pronto los sollozos se dejaron de escuchar. Al acercarme, me encontré con lo que más temía: Daniela cometiendo la atrocidad que no quería que sucediera nunca. Me acerqué rápido para ver cómo estaba y por poco entro en pánico. Daniela estaba tendida en el piso, mirándome con una mirada vacía. Al acercarme más, intenté moverla a mi regazo para ver qué tan grave era la situación. Al ver los profundos cortes en sus muñecas, decidí llamar al guardia para que llamara rápidamente a emergencias. Con mi chaqueta, intenté detener la sangre que chorreaba por su antebrazo mientras intentaba mantenerla despierta hasta que llegaran los paramédicos.
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La Chica "Emo" (Editando)
Novela JuvenilMi nombre es Daniela Farré, soy hija de uno se los empresarios más importantes de mi país. Desde que tengo memoria han querido que tenga una apariencia perfecta. Yo realmente no tenía problema en obedecerles, pero especialmente en mis días escolares...