|Nieve y Caos|

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Hoy era un nuevo día, la fiesta de ayer no estuvo tan mal o eso diría de  no haber sido por mi tía intentó enamorar a todos los invitados y al no lograrlo venía a reclamar que hiciera algo. Yo solo me limite a ignorarla, pero habían veces que intentaba decirme palabras hirientes con esa lengua filosa que tiene. Por desgracia de ella yo no tengo sentimientos y no me afectan sus insignificantes palabras.

_ Lina, saldré afuera un rato, iré al bosque -Ella asintió y se fue a la cocina. Ellos seguían cocinando comida para mi, aún que al comerla no sentía su sabor y muchas veces vomitaba-.

Sain me había dicho que se debía a mi paladar de  vampiro y que esté muy exquisito. Además de que sólo prefiere la sangre.
Estaba nevando pero no sentía frío pero yo no sentía, de por si mi piel era siempre helada. Mire curiosa un punto rojo a lo lejos, me dio tanta curiosidad que me acerque rápidamente hasta ese punto.
Lo que vi casi no lo creía, era una rosa roja, era tan extraño ver rosas rojas en invierno así que inspeccione la planta a ver si había más, pero era la única. La tome como lo más delicado que había tocado nunca, pero sólo por dos minutos, en cuanto me di cuenta de esto apreté la rosa tan fuerte que manchó mis manos de rojo.

_¿Qué hace? - Levanto mi mirada de mis manos hasta los ojos de él-.

_ Sain, mira mi mano, está roja como mis labios después de beber tu sangre - El sólo observó en silencio sin decir una palabra-.

_ Sain, porque no entras al castillo está frío, además quiero que vigiles si Xavier está aún hipnotizado.

_ Sí, señorita - Este se marchó y volví a quedar sola, dejé la rosa en el piso y continúe caminando-.

De repente siento un olor a sangre muy fuerte y delicioso seguido de un grito de mujer, al parecer alguien la estaba atacando. Corrí lo más rápido que pude y me escondí detrás de un árbol, hay pude contemplar a un joven, muy hermoso, con una mujer en el suelo.

_¿Cuantas veces te diré que no te escapes Isabel? - La voz de ese hombre se escuchaba muy ruda pero a la vez elegante y hasta se podría decir sensual-.

_ No, quiero seguir con esto, no quiero seguir sirviendo a un vampiro, no quiero que bebas más mi sangre, dejadme que me vaya - La mujer estaba gritando mientras lloraba, seguramente por miedo, o quizás porque ella lo quería pero no era correspondido su amor. Por un instante de dos segundos o menos sentí pena, luego no-.

_No, no te dejaré irte, ya sabes lo que soy, no me arriesgaré que le cuentes a los cazadores más ahora que andan cerca - Contestó este-. 

_No te delatare, lo juro - El hombre pareció considerarlo, se dio la vuelta para pensarlo y en esos segundos que lo hizo pude leer sus pensamientos, extrañamente-.

*En cuanto digas que si conde Nicolás, me temo que yo iré por ellos y así esto terminara* lo dijo mientras sonreía.

_ Está bien, Isabel te dejaré irte, pero sabes lo que te conviene - Ella asintió pero antes de que se fuera yo entre en la escena-.

_¿Es enserio? ¿Vas a creerle luego de ese pensamiento? -Este me miró confundido con el ceño fruncido y la mujer tan sólo me miraba con miedo-.

_ Si me lo permites, hace un día que no tomó sangre o tal vez dos, necesitó sangre y la de ella huele deliciosa -Me giré a verla y lamí mis labios, ella sólo se dio cuenta que se había cortado el pie con algo, quizás estaba huyendo y se cortó, lo que por la adrenalina ella no lo sintió-.

_ Conde, no deje que esa mujer me mate -Rogó la mujer que todavía estaba en el piso, su cara era la viva imagen del terror-.

_ No dejaré que se acerque a ella -El se colocó en el medio de las dos y me miraba con sus ojos rojos. Yo solo solté un bufido-.

_ Encima que te piensa traicionar, tu la defiendes, ¿es que acaso no tienes el don de leer pensamientos? - Pregunte de una vez-.

_Me temo señorita, que no lo tengo, tengo el don de la ilusión - Contestó haciendo aparecer una flor y luego haciendo que desaparezca-. 

_Ya veo Conde Nicolás ¿no? - Le pregunté-.

_¿Cómo sabes mi nombre? -Pareció algo confundió y yo Sonreí, al parecer lo había oído en los pensamientos de su sirvienta-.

_ Su sirvienta lo ha mencionado, dijo algo así como: "En cuanto digas que si conde Nicolás, me temo que yo iré por ellos y así esto terminara" - Repetí las palabras de la morocha con casi su mismo tono de voz-.

_¿Eso es cierto Isabel? - La miro enojado -. 

_Claro que no mi señor, ¿es que acaso le creerá a esa vampira que así sirvienta leal? - Intentó ocultar su nerviosismo-. 

_Señorita, ¿qué otro don posee?  - Me volvió a hablar-.

_ Por el momento sólo descubrí dos, el de hipnotizar y el de leer pensamientos humanos - Conteste sinceramente-.

_ Si no es mucha molestia - Él me miró a los ojos ya ahora tenían su color original, eran celestes y tenía el cabello rubio, con la mirada que me lanzó lo entendí todo al instante entonces mire fijamente a la chica y mencioné en latín:

"et dicit quod si verum audire verba mea et non dicebas".

-Traducción-

"obedece mis palabras y di si lo que dije fue cierto o no".

Los ojos de la muchacha se pusieron rojos esta se levantó y comenzó a hablar.

_ Yo pensé eso, lo que ella dijo es exactamente lo que pensé, yo pensaba entregar al Conde Nicolás a los cazadores de vampiros - Cuando terminó de hablar la saque del trance y calló de nuevo al piso, sin entender que acababa de pasar-.

_¿Cómo te llamas? - Me pregunto complacido-.

_Mi nombre es Amira - Dije mirando a esa tal Isabel, quien tenía aún confusión-.

_ Bien, Amira, te regalo a mi sirvienta es una vil traicionera, has lo que tengas que hacer con ella - Diciendo esto se marchó y yo sonreí de manera macabra-.

*¿Todo lo que quiera?* pensé con una gran sed.

La volví a mirar y esta estaba aún más aterrorizada, como pudo se levantó y comenzó a correr.

*una persecución, con que así quiere jugar ¿no? Bien juguemos* dibuje una sonrisa de costado.

Esto será muy divertido, comencé a correr a toda velocidad hacia ella y una vez que la pase me puse enfrenté a esperarla. Cuando llegó agitada pensando que se había librado de mi hable.

_Eso fue divertido, pero tengo mucha hambre como para jugar, descuida no te dolerá mucho y terminaré antes de que puedas gritar -Esta miró en shock y yo corrí a su cuello, comencé a tomar su sangre de forma desesperada, como nunca había tomado antes, ella apenas pudo lanzar un grito de dolor y luego se desmayo, yo continúe bebiendo hasta que esta ya no tuvo más sangre y la deje caer al suelo. Estaba agitada por la forma rápida que tome de su sangre y por lo agresiva que había sido, tanto así que no había notado que estaba cayendo sangre de ella en mi boca entonces decidí lamer las gotas sangre-.

 Estaba agitada por la forma rápida que tome de su sangre y por lo agresiva que había sido, tanto así que no había notado que estaba cayendo sangre de ella en mi boca entonces decidí lamer las gotas sangre-

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_¿Ya terminaste? -Una voz me sorprendió de la nada y cuando voltee... Al ver a la persona que tuve enfrente solo pude pensar en algo.

*nieve y caos que rara combinación*.

La Tirana °Editando°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora