Eres solo mía.

2. María Gracia

*chibolo: niño o ser andante menor a la edad de uno.

*pata: amigo/a muy cercano/a.

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«Hola princesa»

Recibo el mensaje de Edward por WhatsApp.

—Aj, te juro que no se cansa —le comento a Mariana, quien está sentada a mi lado.

— ¿Qué pasó?—pregunta y le muestro la notificación, cuando la ve rueda los ojos—Déjalo en visto, es lo que más les duele —dice y sonrío.

—Sólo no le voy a responder.

—Pero te va a seguir jodiendo.

—Si lo dejo en visto igual, así que sólo apagaré mi celular —me encojo de hombros y guardo mi celular en el bolsillo de la falda.

Hoy es el primer día de clases y me alegra saber que mi último año en el colegio será con el grupo que más me divierte: 4° B, bueno 5° B, aun no me acostumbro.

Estoy un poco ansiosa en que comiencen las clases por lo que el año avanzará más rápido y podré deshacerme de la tensión de la universidad más rápido.

Yo pienso estudiar Medicina Forense —o medicina LEGAL, como lo llaman aquí en Perú—. Aún estoy decidiendo en qué universidad, pero me voy más para la Universidad Científica del Sur, aunque está muy lejos de mi casa, sé que vale la pena.

Bueno, recién comienzan las clases y, aunque no falta nada para el 2016 —solo diez meses—quiero vivir mi último año tranquilamente.

Muchos dicen que prefieren más el colegio que la universidad. Mi hermana, por ejemplo, dice lo contrario porque en la universidad haces lo que realmente quieres hacer, en cambio en el colegio son estudios generales que a veces aburren; pero de lo único que sí estoy 100% segura que extrañaré, es el lugar. Aunque en verano sea un horno, fue parte de mi rutina diaria durante 11 años y tener que dejarlo pienso que será difícil, así que como digo: quiero vivir mi último año tranquilamente. Sin novios, sin distracciones. Sólo amigos y estudios.

Sentada en la carpeta, veo entrar a un chico alto con cabello oscuro quien se dirige a hablar con la miss. Desde este punto se ve lindo. De lejos. Seguro de cerca es otra cosa.

— ¿Quién es ese?—le pregunto a Mariana.

—Debe ser el chico nuevo —responde sin darle importancia.

— ¿Aquí? ¿Logró entrar?—pregunto sorprendida.

—Eso parece —responde con gracia.

Lo que pasa es que mi colegio es de esos que revientan de alumnos. Por salón hay como 30 o 35 alumnos y cuatro secciones por cada grado —sin contar a los chibolos de inicial—y por la "sobrepoblación" escolar no aceptan a más personas por falta de espacio. En mi salón somos 32 alumnos y no sé cómo rayos lo dejaron entrar.

El chico termina de hablar con la miss y se dirige a una comunidad para sentarse y Renato comienza a socializar con él. Por eso me gusta mi grupo, son tan familiares. Acá me siento bien, no en mi casa que casi toda la semana son puras peleas.

—El chico nuevo te ha dejado babeando, ¿no? —bromea Mariana. Volteo a mirarla.

—No, sino que me ha dejado pensando.

—No te preocupes por él. Igual, es sólo el último año, fácil lo dejaron entrar por pena.

—Si... —ambas lo miramos.