23. Gabriel

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*¿Quieres roches?: como ¿quieres que te haga quedar mal?

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Hoy por fin es viernes.

Y pues me alegra que sea viernes porque toda la semana ha estado completamente aburrida ya que me cambiaron de sitio, o sea ya no me siento con Maga y me da demasiada cólera, todo porque mi padre, cuando le di la agenda para que la firme, puso que me cambien de sitio porque "me distraigo mucho" pero es la peor mentira. Yo soy súper aplicado y entiendo todo, lo cual es una ventaja para mí ya que me enseñan algo más adelantado de lo que me enseñaban en otras provincias del país.

Ahora me siento en la esquina del salón y lo que sí puedo agradecer es que puedo observarla mejor. Aunque suene acosador, realmente es lindo mirarla y no es algo que pueda controlar. Lo hago normalmente cuando no hago nada de ejercicios o hablar.

Lo malo es que me siento con Fátima y ella me ha estado fregando con Maga durante toda la semana por el beso de la chupeta y eso a mi parecer no es bueno. No quiero que comiencen a crear chismes sobre ella y yo, al menos no por ahora, porque literal no hay nada seguro entre los dos, pero Fátima cree que sí. Es más, ella asegura que somos flacos y hoy me lo volvió a preguntar sólo porque me acerqué directamente a ella a saludarla apenas llegué.

—Gabriel, en serio júrame que no son flacos —prácticamente pide.

—Y a ti qué chucha te tengo que jurar oe, piensa lo que quieras —digo finalmente. Realmente no me gusta hablarles mal a las chicas, pero ella me saca de quicio.

—Bueno si te digo lo que realmente pienso, no creo que quieras estar con ella después de todo.

Espera, ¿qué? ¿Me parece o se me está insinuando?

— ¿Disculpa?

—Nada. Oye, ¿me puedes ayudar en matemática? Es que realmente no entiendo nada y el lunes es la práctica de trigo.

La miro extrañado —Bueno, hoy después del cole voy a tu casa, ¿sí? —ella sonríe como si hubiera ganado un premio o algo así.

—Está bien, luego te paso mi dirección.

—Ok.

Finalmente termina la clase de tutoría y suena el timbre de nuestro recreo. Me paro para sacar la comida de mi mochila y me cruzo con Flavia.

—Hola Gabriel —dice con esa voz aguda que la caracteriza.

—Hola Flavia.

—Mañana irás a mi fiesta ¿verdad?, invite a Maga así que no te preocupes por ella —dice sonriente.

—Oh amm no he preguntado aún, pero seguro que si —respondo.

—Me encantará verte mañana, Gabriel —dice y se va.

—Buena mano, te veo bien con las flacas —dice Renato.

—No, bro. Ellas se acercan a mí, soy irresistible —lo peor es que solo tengo ojos para una.

—Cuidado que Maga se pone celosa.

—No, ella no es así mano.

—Esperemos. ¿Mañana vas a lo de Flavia?

—Creo que sí. Espero que Maga vaya.

—Si va, siempre va a las fiestas. Le encanta —comenta el. ¿Cómo no puedo conocer algo tan básico?

Salimos al recreo y veo que Eduardo está hablando con María Gracia. Así que me acerco a su grupo y saludo a Maga.

—Hola nena —le doy un beso en la cabeza y Eduardo se ríe—Qué pasa brother, ¿quieres roches?

Eres solo mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora