Eres solo mía.

39. Gabriel

—No quiero empezar una rela sin haber superado la otra, ¿entiendes?—retumban esas palabras en mi cabeza.

Al final Rodrigo tenía razón, todo es la culpa del idiota de Edward.

No he visto a Maga desde el martes y ya estamos domingo, lo que quiere decir que mañana es lunes y que mi semana de vacaciones se pasó en un abrir y cerrar de ojos y lo único que estuve haciendo fue nada.

Son casi las 2 de la mañana y lo único que he estado haciendo fue dar vueltas en mi cama.

Carajo, la extraño demasiado. Extraño sus besos, su sonrisa, su sarcasmo y su forma extraña de divertirse.

Entro a Snapchat de mi celular y veo que acaba de subir algo a su historia, pero antes de verla no sé si me veré desesperado; así que esperaré y subiré un snap preguntando si alguien está para amanecerse conmigo hablando.

Veo otros snaps y finalmente llego al de ella que dice la hora: 1:40am —diez minutos antes del mío— y abajo escrito 'alguien?'

Inmediatamente entro a su chat y pienso en si hablarle o no... tal vez si le hablo se puede sentir presionada y es lo último que quiero en verdad, así que lo dejo pasar. Pero justo cuando iba a salir del chat, mi cel me resbala de las manos y de casualidad se aprieta una tecla.

—La puta que te parió —digo refiriéndome al celular.

Ahora verá que estaba escribiendo y en especial que quería hablarle. Es el destino men.

—Hola —dice ella inmediatamente.

Sigue despierta.

—Maga, hola.

— ¿Tampoco puedes dormir?

—No —respondo yo— he estado dando muchas vueltas en mi cama y nada.

—Yo también, la verdad pienso mucho en el divorcio de mis papás.

— ¿Quieres hablar de eso?

—La verdad solo quiero un abrazo.

Esta chica me encanta.

—Mañana te doy tu abrazo, ¿ya?

Manda un emoji sonriente junto con un corazón morado —Gracias, Gabriel.

Después de eso, me tomo fotos con los filtros para intentar hacerla reír y realmente espero haberlo logrado.

Finalmente logro quedarme dormido, pero duermo 4 horas, así que ya se imaginarán mi cara.

Entro al salón y el primero en saludarme es Rodrigo.

— ¿Qué pasó mano? ¿Estás bien?

—Dormí 4 horas huevón, cómo crees que estoy —digo sarcásticamente.

—Con unas ojeras terribles.

Dejo mis cosas en mi sitio y voy con mis patas.

—Y no saben, la flaca cedió y se fue conmigo. Fue la mejor noche de mi vida —cuenta Rolando.

—Men, hablas como virgen —dice Renato y nos reímos.

Veo entrar a Maga al salón y no sé si ir directo con ella a cumplir lo que le prometí o esperar. Realmente esto es complicado para mí, no quiero incomodarla.

—Ve con ella mano, te necesita —dice Rodrigo en mi oído y sin pensarlo más, voy hacia ella.

—Maga —llamo cuando llego a ella y voltea sorprendida.