Eres solo mía.

37. Gabriel

—Y bien —bota el aire retenido— ¿quieres ser mi novia?—dice dudoso.

—No. No, pésimo, apestas. No quiero ser tu novia —respondo y Rodrigo me fulmina con la mirada—Mira, tienes que verte seguro, a las chicas les encanta que les transmitan seguridad.

—Lo que no le transmitiste a Maga, ¿cierto?

Puta madre, ahora le corto los huevos.

—Oye idiota, al menos me dijo que lo va a pensar.

— ¿Sabes? Yo creo que aun no supera a Edward.

— ¿Qué?—digo estupefacto— cómo que aun no supera a Edward.

—No lo tomes a mal.

—No, para nada lo tomo a mal.

—A lo que me refiero es que ella llegó a amar a Edward y obviamente cuando llegaste tú, le ayudaste demasiado a superarlo, pero supongo que ahora ella tiene que estar súper segura de eso para comenzar una rela nueva, ¿manyas?

—Pucha cana, ¿tú crees que se demore mucho tiempo pensándolo?

—Man, no soy una flaca, pero simplemente dale su tiempo. Estoy seguro que cuando esté lista te dirá la respuesta —simplemente asiento.

—Bueno hay que seguir con la declaración —digo cambiando de tema.

—No mano, ya me deprimiste. Además eres un asco ayudándome —dice honestamente y me hago el ofendido.

— ¿Cómo te has atrevido a decir eso?

—Mira, mañana necesito que la lleves al Olivar.

— ¿Al qué?

—Olivar.

—Oye tú si estás huevón, quieres que la lleve hasta el culo del mundo ¿no?

—Sería de Lima, no del mundo. Además es el mejor parque que he visto en mi vida.

— ¿Recuérdame por qué nos hicimos amigos?

—Porque soy sumamente atractivo —dice de manera petulante y yo suelto una carcajada.

—Claro.

Lo incómodo de esta situación es que estaré como violinista el día de mañana. Bueno, más bien guitarrista. El plan es más bien que yo cante y toque la canción 'Te quiero Amar' de Pasabordo, pero en una melodía suave y obviamente acústica.

Ya llegando el día más esperado para mi querido amigo Rodrigo, sigo el plan tal como coordinamos.

— ¿A dónde vamos? ¿No se supone que me iba a encontrar con Rodrigo?

—Puedes ser un poco paciente, ¿por favor? —pido y se queda en silencio. Por suerte no hay tráfico y el taxi avanza rápido.

Cuando veo que ya estamos cerca, le digo a Rodrigo por WhatsApp

«Cuando ya estén en el parque me dices para llamarla y seguir con el plan»

—Listo —digo cuando el carro se detiene en nuestro paradero. Saco el dinero de mi billetera—gracias, señor —digo cuando le pago, ya que pago exacto – 15 soles.

Mariana sale del taxi y se queda parada esperando a que yo salga. Obviamente me complico por la guitarra y aun ella viendo eso, me apura sin ayudarme.

—Gabriel, apúrateeeeee.

—Sería bueno que me ayudes, ¿no crees? —digo sarcásticamente.

Ella rueda los ojos y finalmente logro salir. Saco mi cel y le aviso al inútil de mi amigo que ya llegamos.