9. Gabriel

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Son exactamente las siete de la noche y estoy parado como estúpido en este parque llamado "sedapal" donde el idiota de Eduardo me 'citó' para pelear. Vine con las ganas de quitarle los huevos y no está. No está.

— ¿Lo quieres esperar?—me pregunta Rodrigo.

—La verdad que no, pero si me voy y aparece dirá que fui yo el que arrugó así que prefiero esperarlo al menos hasta las 7:30.

No creo que sea tan estúpido. Si me reta, tiene que venir.

—Bro, 7:10 —avisa Rodrigo y veo como la gente de la prom va llegando. Definitivamente, si no viene queda como un cobarde, pero si viene y gana, quedo como el idiota que no se sabe defender. Así que tengo que ganar sí o sí.

—Hola Gabo —dice Juan José— ¿todavía no llega Edward?—niego con la cabeza en respuesta.

—Parece que no vendrá. Ya pasaron quince minutos —respondo.

—Esto es extraño. Él siempre llega puntual, seguro le pasó algo —esta vez habla Renato.

— ¿Entonces qué hago?

—Espéralo un rato más y si no aparece, te quitas pues —recomiendan mis amigos.

—Está bien —boto el aire que tenía retenido. Esto es desesperante. Si pasa más tiempo se me van las ganas de golpearlo.

—Esto no es bueno, man —dice Rodrigo.

— ¿Por qué?—le pregunto extrañado y señala al frente.

—Mira —indica y le hago caso. Edward viene con dos patas más. Esto no puede ser.

— ¿Me va a hacer pelear contra ellos también?—pregunto sorprendido.

—Parece que sí. ¿Necesitas ayuda? —pregunta.

—Creo que sí.

Miro la hora por última vez y son las 7:26 pm. El cielo ya está oscuro pero torna un color medio amarillo por la cantidad de nubes y la combinación con el color de las luces de las calles.

—Hasta que te dignaste a venir, si fuera tú sólo me hubiera quedado en mi casa.

—Pues fíjate que no eres yo y fíjate que no soy un cobarde —responde—Ellos son Isaac y Adrián —señala de izquierda a derecha— y han venido a darte una advertencia.

—No sabía que tenías guardaespaldas que peleaban por ti.

—Ahora lo sabes —responde.

—Es el que tiene más plata, man, ten cuidado que hasta te puede meter a la cárcel —susurra Rodrigo en mi oído.

— ¿Entonces quiénes van a pelear?—pregunto para terminar lo que empezamos.

—Tú y yo, y si es necesario ellos van a intervenir —los señala y los miro. Ellos tienen los brazos cruzados y una mirada seria.

—Está bien. Tú y yo, y si es necesario —miro atrás, a Rodrigo y Renato—ellos van a intervenir.

Edward suelta una carcajada impresionante. No pensé que fuera tan gracioso.

—Realmente debiste traer un equipo más grande si quieres competir contra nosotros —demasiado alucinado el pata, de verdad.

— ¿Vas a seguir hablando o vas a pelear?

—Yo vine a romperte le cara.

—Muy bien —Juan José se para en el medio—a la cuenta de tres empieza. Uno... —me pongo en posición y pensando en dónde golpearlo sin quitar mi mirada retante de la suya—Dos... —él, definitivamente, me dará o en el estómago o la cara, tengo que protegerme—Tres. ¡Pelea! —grita Juanjo y mi puño aterriza en su nariz, lo cual hace que retroceda un poco. Vuelvo a golpear ahora en su mandíbula, lo cual hace que bote sangre y me salpique un poco. Dejo unos segundos para que se incorpore e intenta golpearme la cara pero bajo evitando su golpe, luego paso mi pierna sobre las suyas metiéndole cabe y cae. Me pongo a horcadas sobre él de manera amenazante, pero me detiene.

Eres solo mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora