13.Gabriel

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Llegamos a la dichosa casa de Fernando. Sí que es gigante. Está en la zona de "La Planicie" o sea, una de las zona más pitucas de Lima. Acá las casas son bien decoradas y grandes.

Mi mamá nos deja —a Rodrigo y a mí—en la puerta de la casa. Según Fernando la fiesta durará hasta las tres de la mañana, así que mi señora nos recogerá a esa hora y Rodrigo dormirá en mi casa —ok, eso suena gay—. Son las diez y quince de la noche y entramos a la fiesta. Acá veo a varios de la prom, pero gente con la que no acostumbro a estar, así que con la vista comienzo a buscar a Maga y la encuentro junto con Mariana y Luciana sentadas en los sillones de la sala.

—Vamos, ahí están las chicas —le digo a Rodrigo.

—Ok. ¿Cómo me veo? —me pregunta y lo veo con una ceja alzada.

—Amigo, ¿crees que le importa? —le pregunto burlándome y él rueda los ojos.

— ¿Al menos mi aliento huele mal?

—A ver, sopla —hace caso y acto seguido huelo—huele bien. No comiste ni ajo ni cebolla, ¿cierto?

—Le insistí a mi madre que no debía comer esa ensalada, pero me obligó —dice como un niño pequeño y me río.

—Tienes suerte de que traje chicle —sonrío y le doy uno—ahora vamos con ellas.

Mientras vamos caminando Edward llega antes que nosotros junto a Juanjo y Renato. No tengo nada en contra de estos últimos, pero preferiría que Edward esté lejos, además que no me gusta verlo con Maga. Como sé que le va a fastidiar, llegaré y la salvaré y quedaré frente a ella como un héroe.

—Hola chicas —saludo a cada una con un beso en la mejilla y a los chicos con ese saludo de la mano que hacemos nosotros.

Edward, quien se había sentado al lado de Maga, se para y se va para no sé dónde y no me importa, y aprovecho ese momento para sentarme con ella. Hoy está linda, se ha ondulado el pelo y lleva un vestido negro. Está realmente hermosa.

—Qué tanto me miras —grita por el volumen alto de la música

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—Qué tanto me miras —grita por el volumen alto de la música.

—Estás hermosa —le digo en su oído y ella se ríe.

—Gilero monse —responde y me hago el ofendido.

—Monse porqué si es la verdad —continúa riéndose

—Gracias —sonríe. Tiene una sonrisa realmente hermosa... ay, Gabriel, ya estás sonando como Rodrigo cuando habla de Mariana, tienes que controlarte... ni que te guste María Gracia.

— ¿Quieres bailar?—le pregunto.

—Ahora no, en un rato —responde y la fulmino con la mirada.

—Si no quieres bailar conmigo solo dímelo —se ríe.

—No es eso, sino que ahora no ponen la música buena, además que quiero tomar un poco para empilarme —entrecierro los ojos—mira, te prometo que voy a bailar contigo.

Eres solo mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora