Eres solo mía.

21. Gabriel

*Botada: creída

*chotear: ignorar, menospreciar

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Salgo inmediatamente de mi casa, cojo las llaves del auto —habiéndole avisado a mamá que lo usaré— y voy inmediatamente a recogerla.

¿Por qué habrá estado llorando si la había dejado tan feliz? ¿Habrá pasado algo con Edward? Tal vez es algo familiar.

Aaah, me desespera no saber lo que pasó.

Ya estoy a un semáforo cerca y volteo hacia el Polo, donde me dijo que la recoja. Le mando un mensaje diciéndole que estoy cerca y el semáforo cambia a verde, volteo y la encuentro parada en la esquina cerca una Clínica. Desbloqueo el seguro y entra rápido para luego yo acelerar y dar la vuelta.

Con ella a mi lado puedo ver de reojo que tiene los ojos hinchados. Creo que es mejor no hablar de eso hasta que lleguemos a casa. Estaciono el carro y salgo para abrirle la puerta ya que ella no se inmuta; a penas abro su puerta, ella sale y me abraza, luego comienza a sollozar, lo cual hace que me preocupe más. Simplemente la abrazo fuerte para que se desahogue y le repito en el oído "Todo va a estar bien" hasta que comienza a calmarse.

Comienza a separarse y logro ver su rostro lleno de lágrimas, las cuales separo inmediatamente con mis pulgares. ¿Puede ser que aun así se vea malditamente hermosa?

— ¿Te sientes mejor?—le pregunto despacio y ella asiente, luego intenta formar una sonrisa. Acto seguido, le doy un beso en la frente y la vuelvo a abrazar, a lo cual ella corresponde sin dudar.

Subimos hasta mi departamento —bueno, el departamento donde vivo— y le doy un vaso con agua para que se sienta mejor.

—Gracias —dice. Es la primera palabra que dice desde que la recogí— gracias por estar conmigo. ¿En serio no habrá problema si me quedo?

—No creo, conociendo a mi mamá, seguro te dejará dormir en el cuarto de visita —sonríe.

—En serio gracias.

—Y... ¿me dirás qué pasó?

— ¿Primero me podrías llevar al cuarto?—pide y asiento.

El cuarto de visita es muy simple: tiene una cama de plaza y media, una mesa de noche con una lámpara y un pequeño clóset. Claro que al lado tiene al baño por si acaso.

Ella entra y se acomoda en la cama, luego me hace un ademán pidiendo que me siente con ella.

—Lo que pasa es que —dice con un tono triste en la voz—mis padres están peleando mucho últimamente y hoy fue una de las peores —dice mientras una lágrima cae por sus ojos.

— ¿Segura que quieres hablar de eso? Si no quieres no te insisto, nena, no quiero verte mal.

—Abrázame por favor —pide e inmediatamente la abrazo fuerte—y por favor no me sueltes.

—No te soltaré nunca, preciosa.

Estuvimos abrazados por un largo rato hasta que se me ocurre distraerla para que se olvide de lo que pasó con sus papás.

—Vamos, te voy a presentar con mi mamá.

—No, estoy hecha un asco —comenta de sí misma.

—Estás hermosa.

—Tu opinión no cuenta —dice molesta. Por Dios que se ve demasiado tierna.

— ¿Por qué no?