26. Maria Gracia

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Pasó una semana desde la fiesta de Flavia —o sea la fiesta en la que Gabriel me engañó— y ya empieza el mes de abril. Se acerca el cumple de Luciana, se acercan los exámenes y termina el primer bimestre, lo que quiere decir que quedan menos días para que nos vayamos del colegio. Eso es digno de disfrutar.

Entro al colegio el día de hoy, miércoles 1 de abril y al pasar los minutos antes de que empiecen las clases, me doy cuenta que el día de hoy Gabriel no vendrá al cole y la verdad me hace sentir extraña. No lo veré hoy y lo extraño mucho.

—Hola Maga —escucho la irritante voz de Flavia— ¿Gabriel va a faltar hoy?

—Supongo que sí, no hemos hablado.

—Qué raro. Justo Fátima ha faltado también.

—Oh, qué coincidencia —digo sarcásticamente— qué quieres decir con eso Flavia.

—Que seguro están cachando. Igual, no creo que sea la primera vez para ellos.

— ¿Disculpa? —digo atontada.

— ¿Gabriel no te dijo?

—Decirme qué.

—Ese día que supuestamente iba a estudiar con Fátima, se estuvieron besando y a él le gustó.

—No estúpida, no te creo.

—Como quieras, yo solo digo lo que mis oídos escuchan y fue lo que dijo el sábado en mi fiesta después de que te fueras

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—Como quieras, yo solo digo lo que mis oídos escuchan y fue lo que dijo el sábado en mi fiesta después de que te fueras.

—Eres una perra.

— ¿Por qué? Deberías agradecer que por mí es que lo sabes porque al parecer Gabriel no te lo iba a decir.

Ahora me siento mal y siento ganas de matarlo, ya no lo extraño.

Odio a Flavia porque sé que lo que dice es verdad y por cómo me lo dijo supongo que de hecho hay algo detrás de todo esto.

Desgraciadamente voy a tener que esperar hasta el final del día para hablar con Gabriel.

En la hora del recreo les cuento a mis amigos y lo primero fue la reacción de Fernando:

—Ese hijo de puta, ya se jodió conmigo.

—Amor, tranquilo —dice Luciana intentado calmarlo— ¿en serio le vas a creer a Flavia? —esta vez se dirige a mí.

—La verdad es: ¿cuándo ella ha dicho una mentira? —pregunto y se quedan analizando— es chismosa y todo pero nunca inventa nada.

Miro a Mariana ya que no ha dicho nada hasta ahora:

—Si es que lo que dice Flavia es verdad, Gabriel despertará sin huevos mañana.

—Si despierta —dice Fernando.

No puedo creer que tenga tanta mala suerte para estas cosas. Definitivamente, el amor apesta.

Termina el segundo recreo y ya estamos en la clase de educación física y en el cambio de salón me encuentro con Edward.

—Qué te pasa bebé, ¿por qué esa cara? —dice levantando mi barbilla.

—Ahora no quiero hablar, Edward.

—Sabes que estoy contigo, bebé.

—Está bien.

— ¿Después del cole te acompaño a tu casa?

—Si quieres.

—Me esperas, nena —me da un beso en la mejilla y se va.

— ¿Qué está pasando Maga? —me pregunta Luciana.

—Ni yo lo sé.

—No vayas a hacer algo de lo que te puedas arrepentir luego ah.

—Espero que no.

Nos vamos al patio y la miss nos explica que tenemos que hacer un circuito de postas. O sea correr, mi favorito.

Nos juntamos en grupos de cinco y comienzan a correr. Somos Mariana, Luciana, Alicia, Lorena y yo.

Después de varios grupos, finalmente le toca al mío contra el de Catalina.

Aj, ella es otra perra.

Nos posicionamos y quedamos en que yo corro al final ya que como soy rápida, puedo emparejar, y empieza Lorena.

Se supone que el circuito es saltar vallas y correr, así que me mentalizo para poder saltar la valla.

Comenzamos a correr y hasta ahora vamos ganando por una pequeña ventaja.

Finalmente me toca a mí y corro a más no poder; con tanta velocidad que tomo, puedo saltar la primera valla. La pico potente para pasar a Flavia y salto la segunda valla y finalmente la tercera y por fin llego a la meta.

—Woooo Maga —gritan mis amigas y celebramos, ganamos.

—Miss, puntos extras por ganar pueeees —digo.

—Si chicas, tienen 18 —me guiña el ojo y se va. Amo a esa miss.

Cuando ya terminamos de hacer la clase, nos deja tiempo libre y jugamos vóley con los chicos, y uno de ellos es Edward.

—Preciosa, voy para tu equipo —me guiña el ojo y se posiciona.

No sé qué estoy esperando. ¿Ahogarme las penas con Edward? Sería para que se aproveche de la situación. Pero tal vez quiero que lo haga para que Gabriel sienta lo que yo sentí.

Al fin toca el timbre de salida y me formo para salir.

—Maga —llama Mariana— por favor piensa bien las cosas, recuerda que dijiste que jamás regresarías con Edward.

—Lo sé.

—Piensa bien las cosas —repite finalmente y se va.

Llegamos a la salida y me quedo afuera unos segundos para esperar a Edward. Salen casi todos los chicos y finalmente sale él. Él me sonríe y yo intento formar una sonrisa, cuando de repente volteo a mi izquierda y lo veo. No me está mirando pero tiene una rosa en sus manos. Esto no puede ser. Qué cínico es. Me volteo para que no me vea y emprendo mi camino a casa, y Edward me acompaña.

— ¿Pasó algo con el idiota ese?

—Algo parecido a lo que tú hiciste —respondo seca.

Edward se queda en silencio y agradezco eso, sólo me hace compañía.

Cuando finalmente llegamos a mi casa me dice:

—Dame una oportunidad, yo te puedo ayudar a olvidarlo.

— ¿Qué me estás pidiendo Edward?

—Hay que regresar, yo te puedo ayudar, déjame ayudarte.

Sólo lo miro. ¿Estoy segura de esto? No, pero sí quiero olvidar a Gabriel. Fue un idiota, al igual que Edward, aunque tal vez lo de Edward fue peor.

Prácticamente me está pidiendo que lo use para olvidar a Gabriel. Me lo está pidiendo y tal vez le pueda dar el gusto.

Pero, ¿estará bien es decisión? Creo que tengo que pensarlo más.

—Y... ¿Maga?

Quiero olvidar a Gabriel. Sí, estoy segura de eso.

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Eres solo mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora