CAPÍTULO 29

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Mi tío nos recibió con alegría pero a la vez con cierta preocupación, las manos no dejaban de sudarme y mis nervios estaban de punta.

- Adelante - Se hizo a un lado para dejarnos entrar

Bruce y yo caminamos hacia la sala y tomamos asiento, esperamos a que mi tío se sentara con nosotros y así poder hablar.

- Me tienen preocupado ¿Qué es lo que sucede? - Preguntó inquieto

Bruce tomó mi mano en señal de apoyo y me fue más fácil poder explicarle únicamente lo necesario.

Dije todo lo que tenía que decirle y únicamente lo más importante, su rostro expresaba preocupación y sus ojos me decían que no podían creer nada de lo que estaba diciendo, aún así, no dudaba de mi.

............

Llegué a casa con una sonrisa, mi tío había aceptado la propuesta que le hice de permanecer con nosotros un tiempo y eso era una preocupación menos, ya que lo tendríamos muy cerca y así podríamos protegerlo.

Bruce ayudó a mi tío con sus maletas y las llevó a la habitación que personalmente él eligió.

- Tomaré un descanso - Dijo mi tío

- Claro - Sonreí, más feliz no podía estar

- Gracias por la ayuda - Le agradeció a Bruce

- No se preocupe - Respondió él

Dejamos a mi tío a solas y bajamos las largas escaleras hasta llegar al living. Todo estaba saliendo bien.

Me deje caer sobre el mueble que se encontraba de espaldas a mi. Me sentía cansada y con mucho sueño. Sólo quería dormir. Cerré mis ojos un momento y el recuerdo de mi bebé llegó a mi mente, la tristeza me invadió por completo y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Lleve ambas manos a mi abdomen, extrañando sentirlo ahí, extrañando tenerlo aquí. Maldita sea la hora en la que esa maldita le hizo daño a mi bebé, maldita sea yo por no haber hecho mas para defenderme. No había día en que no me imaginara el como sería mi vida si mi hijo estuviera aquí conmigo, con nosotros.

- ¿Que pasa? - Preguntó Bruce mientras ponía sobre una mesita la charola con comida que había estado preparando para ambos

- Sólo quiero dormir - Me giré, no quería que me viera llorar

Bruce me rodeó y yo hice lo mismo. Él era mi fuerza, mi impulso a seguir y salir adelante. Él era mi todo.

Pasando algunos minutos me pregunto nuevamente el porqué estaba así y no podía negarlo otra vez.

- Lo estaba recordando - Lo miré con obviedad y con una ligera sonrisa formada en mis labios

- Yo lo hago siempre - Besó una de mis manos

Cerré mis ojos tratando de tranquilizarme, no quería que Bruce se pusiera triste o que se echara la culpa como lo había hecho antes.

- Hay que comer - Dije ya un poco más tranquila

Bruce asintió y tomó unos platos para luego comenzar a servir. La comida se veía deliciosa y más aún por que la había preparado el hombre que amo. Moría por probar aquello.

- Dejame consentirte - Dijo Bruce mientras tomaba un poco de comida con la cuchara y luego la dirigían hacia mi boca. Esto era hermoso.

- Siempre - Sonreí antes de aceptar aquel bocado que me ofrecía

Mastiqué lentamente, saboreando aquello que mi hombre había cocinado para mi. Realmente estaba delicioso.

- ¿No fuiste también chef? - Sonreí

MI ÁNGEL OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora