CAPÍTULO 4

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MULTIMEDIA BRUCE.

Entre a la tienda de helados, tenía tiempo que no venía a este lugar. Exactamente desde que mis padres habían muerto.

- ¿Puedo tomar su orden? - Me preguntó un chico sonriéndo

- Un helado de vainilla mediano, por favor - Intente sonreír

- Claro - Sonrió y luego se marchó

Este lugar me traía muchos recuerdos de momentos especiales con mi familia. Recuerdo que una vez mamá se había enojado mucho con papá y salió de la casa rápidamente, la busque por todos lados y la había encontrado justamente en la mesa en donde estaba sentada ahora mismo, comiendo un helado extra de chocolate. Cuando ella se dio cuenta de que la miraba desde afuera comenzó a reír, luego entre y pedí un helado de vainilla y platicamos de muchas cosas hasta que se le había pasado lo enojada, minutos después papá nos había encontrado y fue tan tierno verlos abrazándose y pidiéndose disculpas, terminamos los 3 comiendo helados. Nunca olvidaría ese día, jamás. Mis padres siempre se habían amado, podía verlo en la forma en la que siempre se miraban el uno al otro, en la forma en que se hablaban y trataban, ellos nunca habían peleando más que por tonterías como no ir a una cena importante o porqué mamá quería ir de vacaciones a un lugar y papá a otro, pero ellos siempre habían estado juntos en las buenas y en las malas y estaba totalmente segura que en donde quiera que estuvieran ahora mismo, ellos seguían juntos.

- Aquí esta su helado mediano de vainilla - Dijo el chico mientras sonreía y ponía mi helado sobre la mesa

- Gracias - Sonreí

Comi el helado lentamente, seguía recordando cosas que pase con mis padres. Recordé que otro día mi papá comió helado de menta y lo escupió porque sabía horrible, comencé a reírme de él y tuvo que pedir helado de napolitano, que fue el que se convirtió en su favorito.

- Hermosos recuerdos - Susurré para mi misma

Tenía tantas preguntas por hacer y a nadie que pudiera responder, el hecho de saber que mis padres estaban muertos era el peor sentimiento del mundo, pero el no saber si el "Accidente" de avión había sido planeado por alguien, era peor. Mi tío había contratado a unos detectives para que investigaran bien el caso, todo indicaba haber sido provocado pero no se tenían las pruebas suficientes.

Cuando acabe mi helado enseguida pague la cuenta y salí inmediatamente de ahí, no quería volver a casa, necesitaba pensar sobre lo que pasaba actualmente con ese extrañó llamado Bruce, no sabía nada de él, podría ser algún asesino y yo permitiendo que se quedará en casa o tal vez, podría ser alguien que realmente trataba de ayudarme pero ¿Cómo saberlo?. La noche comenzaba y la necesidad de beber me dominaba, estaba cerca del bar, pasaría por unos tragos y luego regresaría a casa, no tenía intenciones de tomar tanto, algo que se me hizo extraño, sólo quería unos tragos, no más.

Me dirigí al bar y ya estando ahí pedí una bebida preparada, un medias de seda, mi favorita. La bebí lentamente, me gustaba saborear aquel exquisito sabor. Todo marchaba tan bien, era una noche tranquila, pero tenía que llegar Bruce.

- Te busque por todos lados - Se escuchaba preocupado

- Pensé que realmente me conocias - Deje de mirarlo para luego dar un sorbo a mi bebida

Me miro unos segundos y luego se sentó al lado mío.

- No me gusta verte tomar - Dijo observando la bebida

- Acostumbrate - Sonreí de lado

- Deberías acostumbrarte a no hacerlo - Contesto de igual forma

- No intentes decirme que debo o no debo hacer - Lo mire fijamente

- Sólo quiero protegerte - Su voz era firme

- Ni siquiera se quien eres ¿Cómo se que no eres algún asesino psicópata? - Lo mire con ironía

- Ya te hubiese matado - Sonrió malicioso

- Entonces ¿Que quieres de mi? ¿Dinero? Dime cuanto quieres y mañana mismo te entrego el cheque para que dejes de molestarme - El negó

- Te quiero a ti, Alissa ¿Comprendes? - Su voz era tierna y a la vez ruda

- ¿Que quieres de mi? - volví a preguntar

- Todo

Sus palabras me estremecieron un poco, no me imaginaba entregándole a Bruce todo de mi pero la idea de alejarlo era algo doloroso, no entendía porque cuando le pedía que se fuera o me dejará sola, sentía un dolor en mi pecho.

- Salgamos de aquí - Dije sin ninguna otra opción

Me levante de donde estaba sentada y saque mi cartera de mi bolso para pagar lo que había consumido pero Bruce fue más rápido y la pago él.

Salimos del bar, había mucho silencio, no se veía a nadie por las calles, ni una sola alma. Bruce se pegó más a mi para cuidarme y luego entramos al auto.

- Yo conduzco - Lo pensé unos segundos y asentí

- Claro - Dije mientras le daba las llaves

Cuando llegamos a casa me dispuse a subir a mi habitación.

- Iré a dormir - Mentí, tenía planeado bajar a nadar un poco a la piscina y no quería a Bruce cerca de mi

- Igual yo - Sonrió

- ¿En que habitación te has instalado? - pregunté amable

- Al lado de la tuya - Sonrió

- Claro, hasta mañana - Dicho esto, entre a mi habitación y esperé un rato para salir

Busque el traje de baño que usaría, escogí uno que era como un tipo bóxer y un top. No pretendía usar otro estando Bruce aquí, estaba acostumbrada a nadar en bikini estando mucha gente, pero Bruce no me daba mucha confianza. Abrí la puerta lentamente, luego asome un poco mi cabeza y no vi nada. Al parecer Bruce estaba dormido. Salí descalza de mi habitación tratando de no hacer ningún ruido, baje lentamente las escaleras y abrí la puerta de la entrada muy despacio, salí y me dirigí a la piscina. Puse la toalla aún lado y me meti a nadar. Sentí el agua mojar cada centímetro de mi cuerpo, me sentía relajada y se podría decir que tranquila, algo que tenía tiempo que no sentía. Nade un poco en braza, luego de espaldas, hice un par de clavados y luego simplemente me quede flotando mirando hacia la luna y la oscuridad de la noche. No sabía cuanto tiempo llevaba en la piscina, pero no quería salir ni pretendía hacerlo, hace tiempo que había presenciado el insomnio y no podía dormir tan fácilmente. Cerré un momento los ojos disfrutando de este momento, mi padre me había enseñado a nadar y siempre recordaría las veces que me había salvado de ahogarme. Abrí los ojos golpe al escuchar fuertes pisadas aproximarse a la piscina, me sumergí en el agua y luego vi a Bruce frente a mi, sólo que él estaba fuera de la alberca.

- ¡Que haces aquí! - Dije mientras sumergía todo mi cuerpo y sólo dejando ver mi rostro

- Falta de sueño - Dijo mientras se quitaba la camisa

- ¿Que haces? - pregunté tímida

- Nadare contigo - Sonrió

Sentí que mis mejillas ardían, verlo sin camisa era sumamente intimidante. Todo su cuerpo era perfecto, su abdomen bien definido, todo músculo que podría haber en el abdomen él lo tenía perfectamente marcado. Sus hombros y brazos tenían un grandioso volumen que resaltaba perfectamente y sin mencionar su espalda que era ¡Dios! ¡Inexplicable! Este hombre me volvería completamente loca, todo su cuerpo era perfecto. Cuando sentí que entró en el agua comencé a nadar al otro extremo de la piscina, no sería buena idea que se acercara a mi, en este estado, no sabría que podría pasar.

MI ÁNGEL OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora