Prólogo

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Samuel corría lo más rápido que podía. Su respiración estaba acelerada. Trataba de respirar de forma tranquila para evitar el cansancio. Llevaba 1 hora sin parar de hacer eso, sus ojos llenos de lágrimas, con unas ganas de llorar intensas.
No iba a detenerse por mucho que sus piernas sufrieran de dolor, no podía detenerse.

"Tienes razón Samuel, quiero decirte algo más antes de que te vallas... te amo, sólo tú cumpliste eso. Espero me extrañes, porque sé nadie más lo hará"

Aquel mensaje le recordó todo su pasado que vivió con él, no podía dejarlo morir, ese no era su plan, nunca lo fue. Ya estaba cerca de su casa, tenía la fe de que el siguiera aquí, en este mundo. No quería perderlo, no podía.
Estaba en la puerta de su hogar, no iba a tocar ni esperar a que le abrieran. Sin pensarlo dos veces pateo justo en la manija y esta se abrió por la fuerza del golpe. No le preocupo la madre del menor. Era inútil pensar en esa persona, seguramente no estaba, algo que no le sorprendería. Esa señora no tenían ni la minima importancia por su hijo.
Ya dentro continuo corriendo, subió las escaleras a toda velocidad. Entró al cuarto de Guillermo y busco con la mirada, pero no lo vio. Salió de ahí y corrió a su techo, más escaleras. Pero eso no sería un obstáculo, no si se trataba de él.
Entonces lo encontró, estaba de espaldas, al borde de caer.

-¡¿Qué haces?!- grito Samuel con el poco aliento que tenía.
El menor volteo y lo miró sorprendido y con lágrimas.

-¿Tu qué haces aquí?- hablo sin sentimientos.

-Leí el mensaje, aun seguía aquí, estaba en la carretera, salté. No podía permitir lo que haces- se acercó con lentitud a su ¿novio?

-¿Te quedarás?- dijo Guillermo con un rayo de esperanza. Samuel suspiró, y miro el suelo. Sabía que no se quedaría pero volvería, sólo por él.

- Guille, yo...volveré, puedes esperar, yo lo haré por ti- hablo hasta quedar en frente de él. Tomo sus manos y las junto a las de Guille. No hubo palabras. Guillermo lo beso sin avisar, el mayor no hizo nada, contesto ese cálido acto. Había sido uno muy dulce y cariñoso. Se separo.

- Sufrí mucho antes de que apareciera tu compañía en mi vida, cuando llegaste todo se volvió de colores reales, y ahora la persona que me mantenía con vida se va. No soporto mi familia, si se puede llamar así. Y ella no me soporta a mi, Samuel- sollozo Guille e inhaló para exhalar.

-Pero chiqui, yo te amo, no te abandonaría, solo sera un tiempo. Y todo seguirá igual, lo prometo- sonrió el mayor de forma terapéutica.

- Eso dices, pero se que no...encontraras a alguien más y yo seré olvidado. Ya lo viví... No lo quiero volver a sentir- separo sus manos y lo abrazó tan fuerte como se le permitía, claro, sin lastimarlo. Samuel comenzó a llorar, habían sido palabras muy duras para sus oídos. Por dentro su pecho era presionado sin compasión.

-No Guille, no te dejare, no me hagas esto- suplicó Samuel.
El menor no hablo, se quito de él y Samuel miró abajo limpiando sus ojos y calmando su corazón.

-te amo- murmuro Guillermo - Siempre te amare- repitió y dio un paso atrás, Sam alzó la mirada y todo se volvió en cámara lenta. Sus ojos se abrieron como platos al ver como su amor caía desde el techo, en frente de él. Estiro su mano para sostenerlo, tomo su camisa pero esta resbaló de sus dedos. Guillermo callo y nadie pudo evitarlo. Mucho menos Samuel.

¡NO!- aulló Samuel y el cuerpo del menor golpeo contra el suelo, la sangre comenzó a brotar. El mayor se asomo desde arriba y lo vio, ahí, tirado en el piso. ¿Era su fin?

-¿¡por qué!?- volvió a gritar Sam. Sin pensarlo dos veces, aun con ese fuerte momento, corrió hacía abajo y mientras lo hacía llamó a una ambulancia.
Salió de la casa y fue justo donde había aterrizando Guillermo. El verlo ahí lo dejó en shock. Tanta sangre en el piso le dejo roto. Su llanto se volvió incontrolable. Le daba igual que lo vieran, le daba igual asustar a las personas. Lo que le importaba era su chico.
Se arrodilló a su lado, tomo su mano que se encontraba con un hilo de sangre y luego levantó su cabeza para ponerla encima de sus piernas.

-No me dejes mi Guille, chiqui, bebé. No me hagas esto, no no no, por favor- habló con la voz quebrada, como su corazón.
Lo presiono a su pecho y lo beso en la frente. Intento limpiarle la poca sangre que había en su cara. Sus ojitos estaban cerrados y su respiración era muy baja. Casi muerta.

Su mundo estaba cayendo a su lado, había un ollo negro que lo absorbía. La persona que amaba se moría, si no es que ya lo estaba. Pero ese pensamiento tenía que descartarlo, tenía que tener fe. No se permitía pensar que lo perdería.

-Si te quedas conmigo yo no me iré, por favor. Lucha por nosotros, no me hagas esto, no te alejes de mi- dijo y apretó la parte donde brotaba más sangré, intento pararla. Se quito la camisa y la coloco abajo de su cráneo intentando que esta dejara de salir sin control. Aquello estaba funcionando. Ahora sólo tenía que esperar a la ambulancia.
Sus manos estaban raspadas. Su espalda debía estar igual.- No me iré Guille, por favor abre los ojos- lamento el mayor-¡abrelos! Abrelos, ¿¡POR QUÉ!?- grito Samuel destrozado y enojado.

El tiempo parecía parar, a Samuel se le hacía eterno ese momento, uno que permanecería en su memoria. Uno que no cambiaría y lo joderia como si él fuera el culpable de esto. Y así se sentía.

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Hola ¡nueva historia! Como lo prometí. Estoy muy contenta de subir esta nueva novela. En especial este día: 12 de abril, uno muy especial para mi y vegetta. Nuestros cumpleaños. Creo que les va a gustar, y así "empieza" la historia ¿Quieren saber por qué pasa esto? ¿Qué sucede después? Solo quédate a mi lado en esta nueva aventura y disfruta un poco del dolor, el amor y la frustración. No quedaras decepcionado. Nos leemos pecesitos!

(POR SI HAY DUDA. No es la continuación de una historia simplemente he decidido iniciar con el "final" de esta para meter suspenso, así que no te molestes de lo que acabas de leer y únete a este mundo :3)

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¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora