¿Morir? Cap. 36

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Narra Samuel:

Llevaba ya tres largas semanas con un gran nudo en la garganta las 24 horas del día, me sentía el peor humano del mundo, quería estallar y golpear todo lo que estuviera a mi alrededor, deseaba regresar el tiempo en la época mas brillante de mi vida, quería parar de llorar y salir a recuperar lo que estaba perdiendo.

Hace unos muchos días, después del maravilloso beso entre Guille y yo, Frank paso a verme a mi casa, yo estaba solo y apenas podía imaginar a lo que venía a hacer acá... tan solo pensarlo de nuevo me estaba consumiendo dolorosamente.

-¿Quién?- pregunte después de oír que sonó el timbre.

-Soy Frank- me congele al escuchar que era él quien estaba afuera. Abrí la puerta dudoso y apenas que entro la poca luz del sol a mi casa, un puñetazo me recibió tan fuerte que me hizo caer al suelo con dolor. Lo mire desde abajo desconcertado y sobando mi mejilla.

-¿Qué haces aquí?¿Por qué has hecho esto?- Frank lanzo una risa como si  supiera yo la razón de su llegada.

-¿Te parece gracioso jugar así conmigo?- ...no podía saber que lo bese, no podía, no había nadie en el baño, ni afuera. Mi corazón se detuvo.

-¿De que hablas? - no diría nada, porque no tendría por que saberlo.

-No me quieras ver la cara Samuel ¿lo besaste? El día de tu cumpleaños en ese karaoke- él no sabía nada, me convencí fuertemente de que no había manera de que supiera con claridad lo que paso en ese baño.

-Claro que no.

-¿Y por qué se encerraron en el baño? ¿Por qué ha estado tan raro?- estaba sudando, mentir no se me daba tan bien pero esto era de vida o muerte, no debía fallar más.

-Se atasco la puerta...y no sé por qué Guille esta así, solo pregúntale- lanzo un suspiro que mostraba la furia que había dentro de él.

-Te lo has buscado- concluyo y se marcho sin antes decirme -que sepas que no te he golpeado mas veces solo porque no quiero que Guille se preocupe por ti- azoto la puerta y se fue. Me quede ahí pensando en como habría descubierto lo que paso aquel día.

Me estremecí ante el recuerdo, hacía ya tiempo que no tenia miedo, a nada, y ahora es que me mantenía atento ante cualquier cosa tratando de no causarle problemas a mi hermana. Era complicado mantenerme distante con Guille, él era tan dulce y tierno que no podía ser tan seco e indiferente, se me hacia imposible.

Me distraía tanto pensando una y otra vez en Frank y en lo que era capaz de hacer si le decía algo al menor sobre lo que me hacia para no estar a su lado que me estaba distrayendo en mis tareas y exámenes. Todo últimamente marchaba mal en mi vida.

Salí al patio y me encontré con Alvaro desayunando. Me senté a su lado triste y cansado, aquel insomnio  de siempre me atacaba y ahora lo hacía más estas noches. El de nariz grande dejo de masticar y me miro curioso.

-¿Qué ha pasado? - pregunto mientras limpiaba su boca con una servilleta. Subí los hombros mostrando toda mi tristeza y suspirando. -No me digas que de nuevo te arrepientes del beso...-

-¿Qué?- lance un poco molesto ante tal sospecha.

-Solo mírate, te vez arrepentido- fruncí mi ceño.

-No lo estoy.

-¿Entonces por qué no le has dicho nada?- mi corazón se contrajo al oír esa pregunta salir de sus labios, si tan solo pudiera ser tan fácil.

-No creo que deba meterme en la relación de ellos ¿sabes?- su mirada no fue nada amistosa.

-¿Hablas en serio?- mire abajo con un nudo en la garganta y pude alcanzar a escuchar la risa de mi hermana dentro de mí, como si de alguna manera mi subconsciente me recordara porque no debía arriesgarme a ir por él  -No lo puedo creer, Sam. ¿Después de todo lo que has llorado por él vas a dejar que se quede con Frank así como si nada? ¿A caso no te duele pensar en lo que él puede sentir por tu forma de actuar o en lo mucho que lo has confundido?

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora