¿Morir? Cap. 49

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Narra Samuel:

Estaba muy feliz, las cosas que sucedieron hace unas semanas ya, me habían transportado a un triste universo. Haberlo perdido ese tiempo me hizo creer que jamás volvería a tenerlo cerca de mí, que nuestra historia había tenido un final, uno, hacía mi perspectiva, triste. Hasta que apareció en mi puerta.

Pero bueno, creo que no vale la pena recordar como fue que me sentí en ese entonces, ya había pasado, el dolor se quedo atorado ahí por ahora y así me gustaba. Dos semanas con él siendo mi novio era lo único que podía pedir para ser feliz, todo el mundo me daba igual en estos momentos porque no sentí necesitar más.

Alvaro y Miguel estaban muy contentos de que regresara y de que por fin nos diésemos a conocer ante el mundo que nos amábamos, era tan raro para andar con un chico pero lo que me hacía sentir impidió que el exterior me lo arrebatara. Mi hermana lo recibió aun más feliz y mis padres parecieron tranquilos conforme la idea de que se quedara aquí por un tiempo. No sabía hasta cuando pero me aseguraría de que nada malo le sucediese después.

Estaba caminando de regreso a mi casa porque había ido a la escuela para recoger unos papeles. La universidad estaba cerca y temía lo que iba a suceder porque no quería distanciarme de Guille. Aquel era uno de mis únicos problemas, puesto que en aquellas semanas yo había hecho mi registro para algunas cuantas con la intención de tener fe de que quedara en las dos que elegí. El problema era la distancia, estaba enojado de que Guillermo me hubiera rechazado que escogí estas con la intención de que me sacara de aquí para olvidar todo pero ahora era tarde, las inscripciones habían cerrado y en verdad ansiaba estudiar solo que no sabía que podría desembocar esto.

-¿Qué mierda hace Guillermo acá?- Georgina se apareció frente a mí inoportunamente y con un rostro claramente molesto. Su rostro pálido estaba notablemente rojo de la ira y aquello me asustó un poco.

-Yo no fui- me excuse tratando de tranquilizarla, pero no pareció convencida.

-No seas mentiroso, Samuel. Eso no se te da, además de que yo vi cuando llegaste al aeropuerto para evitar que se fuera.- Rasque mi nuca apenado.

-No quería que se alejara de mi, no podía permitirlo si sentía lo mismo que yo porque- me detuvo poniendo una de sus manos en la cintura.

-Basta, entiendo. Pero ¿por qué regreso?

-Frank lo incito a hacerlo.- rodó los ojos frustrada y al igual que todos un poco incrédula.

-¿Frank? Debe ser una broma...-tomo aire para procesar mi mínima información-Bien, supongo que esta bien.

-Lo estará.

Ella miro alrededor preocupada, su apariencia simulaba cansancio y ansiedad. Su cabello estaba mal cepillado y tenía ojeras oscuras bajo sus ojos, las uñas estaban mordidas y su expresión se mantenía afligida. Me preguntaba el por qué de tal aspecto ya que las muchas veces que la he visto ella luce muy bonita y limpia en cambio a hoy.

-¿Puedes venir conmigo?- asentí sin cuestionar la razón de lo que me pidió y la acompañe en cuanto comenzó a andar.

-¿Por qué tan nerviosa?

-Nada, solo me he sentido algo tensa últimamente. He estado en muchos juicios.

-¿Sobre que?

-Falsa acusación.

-¿De verdad? Supongo que te refieres a que estabas como espectador- supuse imaginando que ella era incapaz de estar sobre juicio o que defendiera a alguien. Ella asintió limpiando su cara con las mangas de su delgada chamarra café.

-Si, lo han mantenido en la cárcel hasta que se aburrieron.

-¿Quienes?- ella negó apretando los ojos como si tratase de olvidar lo que paso.

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora