Narra Guillermo:
Desperté agotado del día que había tenido ayer, fue demasiada tarea para un ser humano que fingía tener vida social. Ni siquiera podía pensar en lo que hacía, me encontraba completamente distraído ante lo que había sucedido hace dos semanas. Aquel...aquel beso.
-Buenos días chinito- saludo Frank sacándome de mis pensamientos. Verlo me hizo sentir una terrible persona.
-Hola, buenos días.
-Te ves cansado he- se sentó a lado de la cama acariciado mi cabello mientras me veía con ojos de preocupación.
-Solo fue tarea.
-Sí, pero andas un poco extraño ¿todo bien? - trague saliva y recordé los labios de Samuel sobre los míos, claro que estaba bien y ese era mi único problema que a pesar de lo mal que me sentía había una gran felicidad dentro de mí. Como odiaba estas sensaciones no hacen más que confundirte, y es que a pesar de que aquel momento haya sido especial él aún seguía sin decirme lo que Alvaro confeso ¿A que le tenía miedo?
-¿Guille...?- mire al de ojos castaños y me reí para disfrazar mi despiste con algo torpe y sin importancia.
-Perdón, me quede pensando en mi sueño sobre una gigante cucaracha.
-Perturbador- contesto haciendo mueca de asco. -Está bien, yo debo ir a ver algo de un trabajo, nos vemos- me dio un suave beso en los labios y de marcho de su casa. Había estado durmiendo en la mía después de que lo engañe pero no me dejo irme ayer y comenzaba a sospechar sobre que algo pasaba, yo no podía hacer nada, bueno si podía pero no tenía ni la menor idea de que era lo que debía hacer.
No hemos hablado del suceso Samuel y yo en todos estos días, nuestras conversaciones solo se había vuelto más largas y llenas de alguna indirecta, pero siempre que estaba solo con él algún tipo venía a interrumpir nuestra platica. Siempre. Era como si el mundo estuviera conspirando contra nosotros, tal vez era una señal que no estaba apreciando.
Fui al trabajo con la cabeza volando y atascada en ese punto de mi vida. Entre y salude al padre de Samuel, fue muy normal, lo veo casi seguido y estos días se encontraba algo atareado porque tenía que hacer algunos pagos así que no quería distraerlo.
La cafetería estuvo tranquila la gente solo pidió cafés y ningún postre aunque debo admitir que la propina fue bastante buena. Lo único "malo" del día fue que renuncio otra mesera haciendo que solo quedara yo y Samuel aunque hoy no se presentó. Nunca conviví demasiado con ella, creo que solo sabía que su nombre era Tania, y eso si no estoy mal, realmente no sé si fue bueno para Hector o malo pero ojala y no le haya causado conflicto.
-Hola hola- saludo alguien a mis espaldas mientras limpiaba la última mesa. Me voltee y me encontré con Samuel, sonreí demasiado al verlo y aquello me hizo sentir bien.
-Que milagro verte aquí.
-Perdón, es que he ido con Alvaro a comprar cosas- dijo tocándose el cabello.
-Pues deja te digo que te voy a necesitar.
-Vaya confesión...- me reí ante su broma.
-En el trabajo- añadí riendo. Él rodó sus ojos sin despintar la bella sonrisa que posaba en su rostro.
-¿Y por qué exactamente?- cuestiono un poco confundido.
-Tania renuncio al trabajo y ahora solo quedo yo de mesero- él se quedó pensando un largo tiempo ¿Abre dicho algo mal?
-¿Tania? ¿No hablas de Miranda?- me sonroje completamente, podía incluso sentir mis orejas arder de vergüenza ¿Por qué tenía que olvidar siempre los nombres? Samuel se puso a reír a carcajadas por mi error. Lo mire con los brazos cruzados y espere.
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¿Morir?-Wigetta-
FanfictionEsta historia no se aleja de una realidad, hemos leído y hablado acerca de miles de relatos de amor, conocemos casi cada probabilidad de lo que llega a suceder durante todo el transcurso pero Guillermo no sabe nada de historias de amor, la suya fue...