¿Morir? Cap. 39 La pelea sin fin

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Narra Guillermo:

Estaba desesperado, ya quería irme de este sucio bar, era tan oscuro y se encontraba en un muy mal estado. Mi padre me había llevado para "celebrar" mi cumpleaños pero es que todo esto se me hacía demasiado extraño.

En el camino a este lugar no hablamos casi nada, solo menciono que nos divertiríamos como se debía, lo cual me causo miedo pues no sé cuál sea su definición de diversión. También trate de controlar todo el coraje que llevaba encima, sacarlo con él no ayudaría en nada incluso podría empeorarlo.

-¿Cuánto tiempo más estaremos aquí?- pregunte mientras lo veía beberse otra cerveza aun sin entablar como tal una conversación, solo ignorandome mientras hablaba con el mesero.

-En un rato, enano- contesto pidiendo una quinta cerveza - Tomate esta tú anda que pa' algo te traje.

-¿A si? ¿Para?- agarre la bebida y fingí que la bebía, no quería que me hiciera el mismo espectáculo que la vez pasada en casa antes de que apareciera Frank.

-Para hacerte un hombre de verdad.

-¿Disculpa?

-¿Qué? ¿Crees que no los escuche platicar a ti y ese chico?- aquello sí que no me lo esperaba, no pude ni contestar. Enserio que en ningún momento llegue a pensar que él pudiera haber escuchado sobre lo que hablábamos -No sé ni me importa un carajo lo que haya pasado entre ustedes pero lo que sí sé es que no pude tener a un hijo maricon a parte de inútil, por eso te traje aquí para que aprendas a ser un hombre como mínimo.

-¿Un hombre?- todas sus sucias palabras no me habían dolido ni un poco, jamás espere la aprobación de él ante mi homosexualidad. Estaba tan harto que siquiera me importaba llegar a tener una buena relación a estas alturas con él, yo ya lo odiaba. Había vivido tanto tiempo esperando que eso fuera posible pero ahora me doy cuenta de que en realidad eso no es lo que quiero, ahora lo que simplemente deseo en estos momentos es alejarme de su vida para siempre. Mi furia no se había desaparecido sino ocultado y no me pude contener contestarle a dicha estupidez.

-Sí, un maldito hombre- hablo antes de que prosiguiera.

-¿En verdad crees que un hombre viene siempre a beber? ¿Que alguien es un hombre por golpear a su hijo, por amenazar a su mujer? ¿Crees que eso te hace un hombre?- su mirada fulminante me asusto, pero no podía detenerme -Déjame decirte que no es así, tú no eres un hombre, tú solo eres un borracho y drogadicto de mierda que cree que sus problemas se solucionaran en cualquier instante dentro de este lugar. Problemas que se atoraron en un pasado oscuro.

-¿Quién malditamente te crees para hablarme así?

-¿Sabes qué? Yo me largo- dije con la paciencia hasta el suelo y levantándome de la barra con toda la furia del mundo.

Camine hacía la salida dispuesto a huir de este lugar, de ese hombre al que llamaba padre. Pero me detuve cuando dos robustas figuras se pararon frente mío, amenazantes, molestos y feos. Di dos pasos atrás y mire al rededor notando que todos los hombres del bar parecían querer golpearme como si les hubiera robado algo.

-¿Te vas tan pronto?- mire al señor -Ni siquiera has bebido nada- él se había dado cuenta incluso de eso, y yo a penas había notado que también tenía una muy buena relación con los tipos de aquí. Trate de respirar, aunque peleara era más probable que de un puñetazo me noquearan ¿Podría ser eso mejor?

-Solo quiero irme- conteste sin sonar asustando -realmente pienso que lo mejor es que dejemos esto a un lado.

-No no ¿Por qué no mejor vienes y me enseñas a ser un hombre según tú? Dime ¿cómo debo besar a los chicos?- pregunto mientras se acercaba a mí. Todos observaban sin decir nada, me sentía como en la escuela cuando los mosquetontos comenzaban a humillarme frente a todos para después atacar, incluso el volumen de la música bajo de intensidad - ¿Cómo, Guille? ¿Con lengüita tal vez?- me tomo de la quijada presionándola con fuerza obligándome a que lo mirase.

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora