¿Morir? Cap.45

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Narra Guillermo:

Me senté en el sillón agotado de la noche anterior, agotado de la idea de irme tan pronto de España pero aquello ya era un decisión que había tomado y no me detendría. Solo necesitaba pensar, empacar y despedirme en tan solo un día. Un día.

Vaya que aquello no resulta complicado pues no tengo mucho que llevar y mis papeles para poder viajar ya están listos junto con todo lo que tenga que ver con la escuela. Solo me faltaba despedirme y 24 horas se me hacía tan poco tiempo para hacerlo.

Un sonido estruendoso proveniente del cuarto donde deje a Samuel esta noche me regreso al la tierra. El susto, de lo inesperado que había sido, me hizo levantarme de inmediato para asegurarme que estaba a salvo de cualquier peligro. Una vez había entendido que lo más seguro era que él ya había despertado camine hasta su habitación rodando los ojos por lo que sea que pudo haber sido lo que causo aquel sonido.

Abrí la puerta sin temor y a simple vista no vi a Samuel en la cama. Barrí con mi mirada la alcoba y en el suelo me encontré a Samuel mirándome sonriente y rojo hasta el cuello, encima de él tenía la tabla de planchar junto con la ropa de Frank de la semana.

-¿Me ayudas?

Pase mi mano por toda mi cara incrédulo de que Samuel haya sido tan torpe para caer de tal forma. Me acerque una vez me reí de su despistes y lo ayude a levantarse.

Ya incorporados él no dijo nada, incluso parecía avergonzado de todo tal vez. Sentí tristeza, verlo de la forma en como recordaba ayer me dejo pensando esta madrugada casi sin dormir, pero si él no decía nada yo tampoco lo haría. Dejaría que recapacitara las cosas antes de ridiculizarlo.

Me miro tratando de decir algo, vi mover sus labios en busca de las palabras adecuadas pero no lo logro. Suspiro mirando al suelo y aquello me hizo cuestionarme si recordaba lo de la noche pasada.

-¿Có...- me interrumpió antes de que terminara la primera palabra y me abrazo fuertemente. Me aplasto a su cuerpo sin lastimarme y hundió su rostro en mi hombro. Me quede quieto sin contestar aquel acto, no me lo esperaba en lo más mínimo, creí que iría a excusarse pero jamás pensé en que me abrazaría. Sentí sus calor volverse mío mientras más segundos pasaban, su abrazo me traspasaba pena y dolor que por algún motivo compartía con él.

Alce lentamente mis brazos hasta su espalda y respondí aquella muestra de afecto. Sus manos presionaron la tela de mi sudadera aferrándose más a mí, pude sentir sus uñas moverse cuando se apego a esta. Volteo su cabeza para respirar un poco y aquel aire caliente camino por mi cuello como si de ahí perteneciera.

Acaricie su cabello sin ningún pensamiento en claro más que aquella triste imágen que de repente me sonó tanto a una despedida y fue entonces cuando entendí que de eso se trataba. Que ha eso iba ese fuerte y palpitante abrazo.

Me quemo, me hizo sentir arder en arrepentimiento, como si toda mi piel se quedara en un solo lugar, como si Samuel se hiciera cenizas en mis manos. Quise convencerme que no debía ser así pero yo lo había decidido y no podía hacer otra cosa más que aceptar lo que esto significaba, necesitaba tirar el recuerdo amoroso que tuve de él pues el tiempo no se haría cargo de arreglarlo si no quiere, el tiempo no me dejaría liberar el sentimiento que hubo en mí acerca de la forma en como lo vi y en como lo quise ver.

Se separo de mi con el rostro mojado, sus grandes ojos había desahogado lo que su voz nunca pudo pero no me miro en un principio. Me percate de que yo igual había sollozado un poco, de que me resistía en no explotar en llanto porque dentro tenía un fuerte y molesto nudo en la garganta.

Esta vez me miro, solo paso un minuto cuando nos separamos, me sonrió ligeramente como si me dijera que lo que hacía estaba bien y que pronto ambos estaríamos mejor. Me contuve a expresar mi miedo ante la decisión de irme porque nada me haría cambiar todo este camino y mucho menos cuando se trataba de gestos.

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora