¿Morir? Cap. 4

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Narra Samuel:

La noche había llegado, Guille ya no estaba y ahora debía dormir. Valla problema para mi, yo tengo insomnio, entonces suelo pasar las noches en el teléfono por falta de sueño.
Deje mi ventana abierta porque hacía mucho calor y eso dejaria que entrara aire fresco.

No había dejado de pensar en el jardín, aquel pudo haber sido un gran incidente y valla que nada saldría bien. A pesar de eso había sentido ganas de besarlo pero era el mismo pensamiento que me lo impedía, ya saben, perder una amistad. En todo caso ¿Por qué besaría un chico sino me gustan los hombres? Eso no tendría sentido, ni para mi, ni para el mundo. Lo dejare como una simple tentación. Algo normal segun yo, a parte yo solo he tenido novias y ya...bueno dos veces bese a chicos pero estaba jugando, creo, en todo caso Guillermo no me gusta, ni los hombres. Aunque... Debo admitir que cuando lo tuve en frente y tan cerca salieron mariposas de mi estomago, y no sabía por qué, también la adrenalina y el pecho subiendo y bajando por los nervio es, claro, era solo porque estaba... perdido, si eso perdido.

Las horas pasaban mientras yo miraba el movil intentando despejar mi mente de ese casi beso en mi jardín hasta que una piedra entro por mi ventana. Me levante curioso y asustado de lo que paso y al asomarme otra piedra se estampo en mi cara justo en el momento de ver. Enojado me asome y por la luz de una de las lámparas de la calle me encontre con Guille, fue un alivio saber que era él. Lo observé desconcertado y entre susurros hable.

-¿Qué haces aquí?-

-Ayudame a subir por favor- No se lo negaría, al fin y al cabo no me siento cansado.

-Intenta por las plantas de la pared y tomas mi mano- aconsejé.

-De acuerdo- comenzó trepando y cada vez que hacía impulsó se quejaba o regresaba un paso abajo. Cuando estaba a centimetros de mi mano me asome y la estreché, aquel agarré me dejo pensando, sus manos eran suaves y delgadas, pero al tomarme encajaron a la perfección como un candado y una llave o un anillo y un dedo. Con fuerza lo jale hasta entrar a mi cuarto. Perdí el equilibrio que ambos caímos al piso, bueno el encima mio pero a penas estar en mi se arrimo hacía el suelo y lanzo un fuerte quejido mientras agarraba parte de su torso.

Me levante y prendí una luz que alumbraba poco. Al mirarlo nuevamente me quede con los ojos abiertos en par. Cuando se fue estaba bien, sano y sonriente. Ahora tenía la ceja con sangre, el ojo un poco morado y el labio roto. Me quede en shock por la imagen. Apoyó su brazo en la cama y se levanto para después sentarse en la misma.

-¿Qué te pasó?- dije alterado.

-Me asaltaron y al decirles que no tenía nada (cosa que era cierta) me atacaron-

-¿Y qué haces aquí? Vamos al hospital o llamemos a tus padres- hable en voz baja para no despertar a mi familia.

-¡No! No, ellos no estan, salieron por trabajo. Sólo necesitó alcohol y ya, por favor-

-¿Ni llamar a la policía?- negó con rapidez, preocupado asentí y fui por eso al baño de mi cuarto, saque algodon y el líquido. Cuando sali de ahí vi a Guille mirandose el abdomen que tenía una parte morada con verde oscuro, un moreton seguro. La acarició con su dedo y gimió un poco por el dolor, parecía querer disimularlo.
Me aclare la garganta y bajó su sudadera al instante, estaba mal y yo sabía como ayudarlo, si confió en mi no podía llevarlo al hospital, por algo me lo pidió.

-Recuestate- pedí

-¿Para qué?- preguntó nervioso.

-Sólo hazlo- tragó saliba y eso hizo.
Me acerque y abrí la botella, verti un poco en el algodon y con cuidado lo pase por sus heridas, él cerro los ojos con fuerza e hizo mueca de molestia. Tenía una cutis bontita, sus labios eran delgados y bien marcados, sus ojos rasgados y tenia un arete en la oreja. Su rostro era muy peculiar, pero muy único, en especial cuando sonreía.
Vacíe más en el algodón y con cuidado levante su sudadera. Me miro asustado ( yo estaba igual ) y le sonreí para calmarlo. Su estado me ponía nervioso.

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora